De Derry, hacia Hell

[Continuación de Despertar en el hospital ]




- No veo nada… voy aprender la luz otra vez, si? –alza su mano hacia el techo una segunda vez para encender el foco…

....

...click....



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.....


...click....

WARNING: uso desmesurado de gifs(?)








-Por supuesto, no te preocupes, mi promesa sigue en pie- dijo en tono sincero y le medio-sonrió tratando de aligerar la mortificación de Fabio
-sí, sí… adelante, sólo sé precavido- se mantuvo enfocado en el camino creyendo que los policías de tránsito eran el menor de sus problemas en esos momentos, algo importante había olvidado, pero ¿qué…?


- No veo nada… voy aprender la luz otra vez, si? –





Asiente y enciende las "altas" debido a la densa neblina que comenzaba a propagarse por el sendero, joder, por regla general este tipo de cambios eran una mala señal, no.no.no.no.no--- debía calmarse, pfff… no conocía el lugar! y a juzgar por la latitud y otros factores esto podría ser lo más común.

-Por cierto ¿cómo sigue tu pie?- preguntó para distraerse y por curiosidad claro, aquél escaparate no había sido para menos, podrían pasar por alguna farmacia para atender esa herida y…

-¿Fabio…?- le miró de reojo sin mucho éxito, parecía petrificado y 'ese' maldito silencio sepulcral le ocasionaba arritmias...




-Si no deseas albergar el mundo de los muertos,

dí mi nombre en tres intentos…-






Fabio largó un grito terebrante…

Una maldita risa distorsionada seguida de un tono tan lúgubre ocasionó en Bastian tremenda opresión en el pecho que lo asfixiaba, su piel se erizó y sus manos temblaban sin poder controlar ya el volante, por inercia pisó a fondo el freno.

El rechinar de los neumáticos fue lo que le hizo reaccionar, respiró hondo para oxigenar sus sesos y no caer de nuevo en un estado catatónico (según él), sus extremidades aún no le respondían del todo y el ver a su copiloto lo dejó aturdido. El payaso había rodeado el cuello del muchacho y parte del respaldo aprisionándolo hasta sofocarlo, los ojos celestes de Bastian vislumbraron con horror una navaja que amenazaba con desgarrar la boca de Fabio iniciando por la comisura izquierda, mientras una mirada sádica relampagueaba acompañada de una sonrisa torcida que dejaba entrever sus afilados y amarillentos dientes, insoportable de ver…



-...-

Como si hubiese leído sus pensamientos, en milésimas de segundo el payaso atrapó la quijada del francés mientras sus garras rasgaban la piel del chico hasta que unos cuantos hilos de sangre brotasen, su sonrisa se curvaba de forma aún más perturbadora ante los lamentos de su víctima.

Cosa extraña, aquél gesto se desvaneció obligándole a soltarlo, la piel del chico parecía corroer las palmas del bufón. Acto seguido, Pennywise se desvaneció en minutos…

***



-Fabio, respira…- lo miró consternado una vez que salió de su trance -colócate esto y por nada te lo quites, el payaso podría volver- depositó en su mano un pequeño reloj de arena atado a un listón rojo, el hilo de arena plateada que corría de extremo a extremo estaba por extinguirse.

-Son como perros…- se le quebró la voz tras dar un último vistazo a tan desolado paraje y salió trastabillando de la camioneta, finalmente cayó sobre sus rodillas a causa de tremendo shock, encorvándose hasta vomitar.

En cierto modo, todo el tiempo que había vivido en Hell lo habían preparado para este momento. Fue un primer paso, una pequeña victoria el no haber huido de pueblo apenas había llegado. Otro nivel desbloqueado, escuchando todos los rumores, vivenciando sucesos extraños…
 
¿Por qué no gritó automáticamente al ver a aquel payaso cara a cara?

Es que no pudo. No le salía sonido alguno y su cerebro no podía procesar aquella visión. Él le temía a muerte, pero a la vez se negaba a acreer en la existencia de criaturas que escapaban todo razonamiento.
Inútilmente, temblando, se enfrascaba en mirar hacia el tablero del auto.

“¿Fabio…?”
 
Escuchó como en un murmullo a su acompañante, y luego otra voz, que podría estar detrás suyo y a la vez dentro de su cabeza…o en todas partes.
 
Y reaccionó, cayó a la realidad en un segundo: soltó aquella angustia y miedo de un solo e inacabable grito, a la vez que escuchaba una carcajada bobalicona y siniestra.
Si no hubiera sido por las blancas manos que rodeaban su cuello, el súbito movimiento del auto frenando lo habría dejado con la cabeza incrustada en el parabrisas.
Pero no sabía si alegrarse por ello o qué, ya no podía sentir nada. Sus manos no intentaban ayudarlo contra el apretón que lo estaba asfixiando, ni tampoco podía detener aquella navaja que se acercaba cada vez más a su rostro…
 
No alcanzaba a ver a la criatura por detrás, pero en la ventana de la puerta, justo a su lado, una criatura deforme y etérea lo aterrorizaba: pasaba sus manos por el vidrio, dejando rastros de sangre y luego se desvaneció. De hecho, todo se detuvo… ya no sentía la presión en su garganta y el silencio volvía a apoderarse del ambiente.
 
Él seguía con los ojos abiertos de par en par, tieso en su asiento, la espalda bien recta, las piernas juntas y los brazos paralelos al torso.
 
“Fabio, respira…”
 
Bastian seguía allí sentado junto a él; siempre estuvo ahí, pero había olvidado que estaba con alguien. Sus palabras retumbaban en los oídos de Fabio, e inspiró profundamente… se había olvidado de respirar, cierto.
Lentamente, lo miró asustado y alzó la palma para tomar aquel reloj de arena…. ¿Para qué servía esto? Su mano apenas podía sostenerlo, temblaba violentamente, por lo que utilizó ambas y se lo llevó hacia su regazo. Observó por unos segundos el objeto y, como hipnotizado, se lo puso alrededor del cuello.
 
Escuchó la puerta del piloto abrirse, sumado a un par de arcadas provenientes de Bastian. Él se había quedado ahí, aún atónito de lo que acababa de suceder, pero recobrando poco a poco los sentidos.
 
En ese momento, la ventana se deslizaba, abriéndose sola. De la nada, huellas de sangre comenzaban a aparecer en los vidrios, en el volante, en su cuerpo… Una nueva oleada de pánico lo sumió en la desesperación, pero esta vez cerró los ojos.
 


-No es real, no es real, no es real, esto no está pasando…!!! –Se tomaba la cabeza e inclinaba todo su cuerpo hacia delante, para luego volver hacia atrás, repitiendo esto una y otra vez.- ¡Es una ilusión! ¡POR FAVOR, BASTA! –Tomó la manija de la puerta y salió del vehículo.
 
El viento frío de la noche bailaba libre entre los árboles, pero Fabio aún sentía el corazón en la garganta, trabajando a más no poder y bombeando aquel calor de la adrenalina que corría por sus venas. Volvió su mirada a ver el asiento trasero de la camioneta…en efecto, no había nada.
Aún con dudas, abrió de un tirón la puerta, y sacó la bolsa deportiva con ropa adentro. Rápidamente se colocó todas las prendas que quedaban allí… en el fondo del bolso había una nota, también con ese líquido rojo y espeso, pero no la miró. Lanzó la bolsa lo más lejos que pudo, sus piernas apenas podían sostenerlo, y aún así logró llegar a dónde Bastian.
 
Pero no dijo nada. Él, que siempre se caracterizó por hablar demasiado, no podía articular palabra alguna. Solo alcanzó a tomar al chico de los hombros y hacerle una señal para volver a la camioneta.
 
A pesar de ser un tonto de pies a cabeza, había llegado a observar cómo Bastian conducía y lo que una vez le habían enseñado hace ya muchos años volvió resurgir de entre las profundidades de su cerebro. Se ofreció a manejar él, entonces, si es que el otro chico quería descansar; Fabio se sentía demasiado despierto después de todo el alboroto y quizás era la primera vez que así le pasaba desde haber llegado a Maine.

 
De cualquier manera, no podían quedarse a la intemperie, sin vehículo y en el medio de la nada… Retomaron la marcha como pudieron, ayudándose entre ambos a llegar a la camioneta.


Aún sin decir palabra, el coche se puso en movimiento y volvió a la carretera. De vez en cuando oían palabras sueltas, risas y hasta veían globos sueltos en la ruta, que luego atropellaban.



El limpia parabrisas estaba ocupado a todo momento, mantenendo el vidrio frontal sin la sangre que todo lo impregnaba.

Quedó encorvado, con las manos hechas puños incapaz de controlarlas y la respiración entrecortada. Escuchó gritar a Fabio pero no tenía ni idea de que estaba pasando, su campo de visión era reducido y las punzadas en las sienes no cedían, sólo se concentró en  el paraje por un momento mientras se limpiaba con las mangas de su chaqueta.

Miró la superficie que alcanzaban a iluminar las luces y dirigiendo su mirada más allá, quedó hipnotizado por la lobreguez del bosque.

¿Si le hubiese dado antes el reloj de arena, habrían prevenido un ataque cómo ese?

Según sus teorías todos aquellos 'seres' eran como perros de cacería, la esencia del miedo los trastornaba a tal punto en que no pararían hasta encontrar a la desafortunada víctima, quebrarla para saciar sus retorcidos deseos y finalmente asesinarla o lo que era peor, dejarlos muertos en vida.
El reloj era una especie de defensa contra aquellos seres o al menos eso le garantizaron, cuya caducidad estaba por vencerse en unas horas… 

Finalmente Fabio lo sacó de sus pensamientos indicándole que era tiempo de seguir su camino, de manera automática y por el trance bajo el que estaba caminó con el otro hasta la camioneta tomando esta vez el asiento del copiloto, no protestó, con las manos entumecidas, la vista cansada y con su cordura pendiendo de un hilo--- seguro los mataría a ambos. 

El suave ronroneo del motor lo tranquilizó poco a poco, se recargó en el asiento y al pasar el cinturón por su pecho vislumbró al payaso con globos y despidiénsode, le dedicó una seña con el dedo medio acompañada con una expresión de niño autista; volteó al frente sin decir nada y observó a Fabio por el rabillo del ojo para estudiar sus gestos... el ver sus ojos vidriosos le ocasionaron una serie de nudos en la garganta.

-Creí que no sabías manejar…- supuso que no querría hablarle dados los acontecimientos, pero detestaba ese silencio, bastante extraño viniendo del chico porque al parecer (y pese a las circunstancias) Fabio comenzaba a agradarle.

-Por cierto, te ves bien con esa ropa inclusive con las manchas de sangre...- dicho esto y dándose zapes mentales, volvió su atención al parabrisas para callarse de una buena vez.

-“Creí que no sabías manejar…”

-Yo también.

Una mueca cansada se plasmó en su rostro; quería sonreír, más algo se lo impedía.

- Me diste tiempo para recordar como era, supongo…

El camino era parejo y la camioneta, dócil, lo único que lo ponía un tanto nervioso era la idea de conducir de noche y con un payaso persiguiéndolos. Era una suerte que haya conseguido dormir en el hospital, de otra forma, ya habrían chocado contra algún árbol.

-“Por cierto, te vez bien con esa ropa,”- y en un murmullo Bastian agregó:- “inclusive con las manchas de sangre.”

Él se sentía un poco más entero que antes, eso era cierto, y la ropa era bastante buena; si tenía suerte, no volvería a usar una bata de hospital en mucho tiempo. Logró, al fin, conseguir una sonrisa, más sus ojos no se apartaban del camino.

-Extrañaba tener pantalones puestos.

Una pequeña y ahogada risilla que había esperado salir todo este tiempo dejó la boca del hombre, y se tradució en una silenciosa carcajada.

A lo lejos, otro globo amarillo en el medio de la carretera. Como si ya fuera costumbre, lo ignoró pasándolo por arriba y, en consecuencia, un estallido de sangre cubrió el parabrisas nuevamente. Le tiró agua enjabonada y accionó el parabrisas para limpiar el desastre.

Era increíble ¿Cómo llegó a tal estado? Sin duda no podía negar que el miedo anticipaba un encuentro horripilante a cada vuelta, a cada avance de la camioneta, pero ya no le quedaban fuerzas para gritar.
Prendió la radio, pero de los parlantes solo salían sonidos distorsionados y algunos pedazos de una espantosa música de circo, no importaba que emisora eligiera. Solo duró prendida así cinco segundos.

-Hey, Bastian ¿Estás muy cansando? Si estás despierto, háblame sobre algo, cualquier cosa está bien, de verdad.


Necesitaba imperiosamente escuchar a alguien, o de otra forma se volvería loco.

Tocaba sus yemas de los dedos porque se sentía ratito, como que aún le hormigueaban las manos, pareciera que lo hubiesen sedado con aquél ataque y vaya que se encontraba sumiso, quería dormir pero su malestar se lo impedía, asqueado de los globos, sudaba en frío y con una acidez que le llegaba hasta las rótulas.

-Hey, Bastian ¿Estás muy cansando? Si estás despierto, háblame sobre algo, cualquier cosa está bien, de verdad.

-No, estoy bien, pero la verdad no sé qué contarte, lo siento, estás con la persona másss ---retraída del pueblo me imagino… - se mordía las uñas cavilando sobre qué podrían hablar, no le molestaba responder preguntas, además los temas que rondaban por su cabeza no eran adecuados para conversar y lo que buscaba era distraerlo, ya había notado su gesto, risas nerviosas y creía que podría tornarse en una mirada desencajada, pffff lo estresaría más con algo como: "¿ya notaste el espectro que estaba colgado en el árbol? y ahora pasa sobre---"













 tssskkk… NO...! ni loco…!! diablos, no se le ocurría absolutamente nada.



-Fabio… ¿cuánto tiempo llevas viviendo en Hell? o--- sobre qué te gustaría hablar..?- preguntó mientras reclinaba el asiento para recostarse.

-En realidad, no mucho. Solo un par de semanas…Llegué para probar suerte pero buena fortuna no es una de las cosas que esté recibiendo últimamente.  Pero, en fin –comienza a reírse tímidamente- …en realidad quería saber tu historia, osea, ¿por qué quieres volver a Hell lo más rápido posible?
 
Luego de unos segundos en silencio, echa un vistazo por el rabillo del ojo a Bastian, y al instante vuelve la mirada hacia la carretera frente a él, cayendo en la cuenta de que no todos son tan abiertos a sus historias personales.
 


-Ehm… claro, si no tienes ganas de contármelo ahora y prefieres dormir, está bien por mí! -comienza a golpetear los dedos contra el volante mientras maneja. Al mismo tiempo, empieza a recobrar un poco de vida; sus ojos se relajan un poco y empieza a silbar una melodía alegre y muy simplona.
 
Ya hace un buen rato que había logrado solo enfocarse en el medio del camino y hacer caso omiso a las escalofriantes señales que aparecían aquí y allá mientras avanzaban. Estar acompañado cambiaba mucho las cosas, todo parecía tan irreal, tan…de mentira.

[No sé, me aburro, voy a entrar because YOLOvalgo(?)]

Ruby se encontraba al lado derecho de la carretera, sentada en una silla y con el pulgar levantado para arriba. Llevaba rato con la misma posición y ya era tarde, además de que estaba aburrida y casi por caer en las garras del Dios Morfeo. Susurraba una canción que tuvo durante todo el día en la cabeza.
- When they are coming for you, there's no scape... They just come and...- 
De repente vio unos focos que alumbraban a lo lejos.
"Ya era hora, ¡por fin llega alguien!", pensó mientras se levantaba rápidamente de la silla y agitaba nerviosa los brazos, deseando que el conductor del automóvil parase y la recogiera de aquel oscuro lugar.

"¿Probar suerte?"

Confundido y absorto en la peculiar situación de Fabio, frunció el ceño fijando su mirada en el tablero, porque--- bueno, es sólo que--- Hell??? en serio??? y cómo podría sobrevivir en sitio más--- maaald--- d-decaído por decir algo…

-No imaginé que llevaras tan pocos días en el pueblo… supongo que es cuestión de tiempo para que cambie tu 'suerte', pero aún así--- ¿yo…? ahmm… - dedujo que era cuestión de horas para que el tema de: "y tú que diablos haces aquí?" emergiera, la respuesta era muy simple, sin embargo la trama era bastante delicada; mmmmphhh un eufemismo… tskkk… se mordía el labio en gesto pensativo escuchando el silbido de Fabio como música de fondo, pfff..! ¿cómo le explicas a una persona tal situación sin que pierda los estribos y crea que haz perdido la cabeza? "ahhh ya sabes sólo vengo a---"

-Digamos que es *sighhhh* es un asunto de negocios- se talla los ojos algo nervioso -no sé cómo explicarte, mmmphhh… veamos… -con una mano peina su cabello hacia atrás para despejar su frente -haz escuchado esa frase: "es cuestión de vida o muerte"? pues… es mi caso, literalmente y lo que llevas en el cuello es mi--- oh Dios… para, para, para..!- toma el brazo derecho del muchacho por mera inercia.

-Merde… arranca- murmuró con la ansiedad de vuelta, porque ¿qué coño hace una chica a casi media noche en medio de la nada?, tal vez y sólo tal vez ejecutar viajeros y arrojar sus restos a los perros…

Bueno, tenía que admitirlo. "Pobrar suerte en Hell" quizás no era la forma de ponerlo, más bien sería "alejarse de la ciudad porque estoy demasiado avergonzado de mi vida como para seguir molestando a mi familia, amigos y novia". Pero a pesar de lo que piense el resto, a Fabio aún le quedaba un poco de orgullo, y fue eso mismo lo que lo impulsó a irse en un primer lugar...
 
Al escuchar hablar por fin al muchacho, ansioso, esperó a que termine de pensar en las palabras mientras titubeaba y repensaba las frases… ¿Negocios de vida o muerte? Se tensó en su asiento y dejó de silbar, sentándose más derecho, atento.
¿Por qué siempre tenía que acabar con las personas más turbias del planeta? Aprovechando el camino pavimentado, sin curvas, giró su cabeza hasta ver completamente el rostro y los gestos que hacía Bastian…
 
… Qué clase de porquería estoy llevando en el cuello?¿Será algo que buscan otras personas?....No me jodas. Dios, que no sea algo robado, por favor….
 
-“¡Oh Dios… para, para, para!”
 
El joven se le acercó abruptamente, tirándole del brazo, y rápidamente su visión se posó delante del coche. Su cuello hizo un ruido extraño por el movimiento tan brusco, y al momento en que pisaba el freno, cerró los ojos con fuerza.
 
¿Habían atropellado algo? ¿A alguien? Fabio seguía sobándose el cuello por el golpe de aire… no se había dado cuenta de lo contracturado que sentía el cuerpo hasta ese momento…Aproximadamente a cuatro metros, una pálida chica de cabellos de un rojo furioso hacía señas para que la llevasen.
 
¿En serio? ¿Una niña sola, en plena ruta y en semejante lugar… a estas horas de la noche? ¿Cuáles eran las chances de que fuera una ilusión, un fantasma o una psicópata?
 
¿Pero y si es una chica normal que quedó allí varada por x motivo? Si lo dejaba pasar y la ignoraba, quizás le suceda algo…
 
 
¿Qué hago? ¡¿Qué mierda se supone que deba hacer en una situación así?!
 
Ya no se sentía capaz de tomar ninguna decisión que escapara de los límites de las situaciones cotidianas, estaba rendido. Antes de llegar a dónde ella, miró a Bastian una vez más, buscando una solución… algún consejo.
 
-“Merde… arranca” – murmuró su acompañante.
 
Se sorprendió un poco ante tal seguridad. Volvió sus ojos hacia la chica, parecía un tanto desesperada, eso sí. Su cabeza comenzó a poblarse con más dudas y como quien no quiere la cosa, comenzó tímidamente a avanzar con la camioneta. Aún así, bajó el vidrio y le gritó a la muchacha, intentando esconder el miedo en sus palabras:
 
-E-ey ¿A dónde vas?
 
Quizás se arrepienta de sus acciones en el futuro, pero ya estaba bien jodido a estas alturas de su vida.
 
De todas maneras no podía hacer oír la frase “¿necesitas que te llevemos?”. Definitivamente no tenía el valor para eso.

[Hace mucho que no roleo y voy a aprovechar un poco esto... Bastian te tocó, aunque aparezca mi perfil, haz vez que desconoces quien manda el mensaje.]

{Un sonido resquebraja aquella tensión que rodeaba a todos los presentes. El conductor, el acompañante y la autoestopista misteriosa. Vibra el móvil en el bolsillo a la vez que emite aquella melodía particular. Bastian lo coge y lee el mensaje que tiene en su bandeja de entrada. Este dice asi.:}

{Buenas noches,

en contacto me pongo con usted con el propósito de recordar que su contrato vence en pocas horas. Espero que el cobrador del frag con el que seguro os habréis encontrado, no haya excedido en sus funciones. Dicho esto solo recordar que de fallar en su parte de la negociación me veré instado a interceder personalmente de una forma menos agradable. Al fin de cuentas un trato es un trato.

Fdo: Su abogado. }

-E-ey ¿A dónde vas?

Quedó boquiabierto al escuchar a Fabio. ¿¿Estaba loco?? ¿acaso era suicida?! no había cabida para DOS suicidas, con uno era más que suficiente y ese era el francés. Joder… una niña, ahh perfecto, una niña esperando en una silla..! a mitad de la nada, entera, sin ningún rasguño, debía ser un chiste, un juego de muy mal gusto, no podía tener buenas intenciones, ¿¿quién sobrevive en semejantes condiciones?? ahhh y llevaba un compañero, claaaro… seguramente lo aniquiló en alguna parte del bosque--- sonaba a cliché…

Se aproximó hasta el rubio para ver a la chica y algo en su esencia simplemente no---

-Tsssskk..!-

Un estremecimiento lo recorre ante el simple timbre de un mensaje, no podía ser, nadie sabía su paradero, absolutamente nadie… seguramente se trataba de un error y ¿un número privado?. No. Aghhhh ¿cómo es que aquello tampoco lo vió venir? maldición, a medida que leía el aviso enfurecía más y más, el cobrador de--- mmmphhhhh..! maldito bastardo..! sus manos temblaban a causa de la rabia, Fabio no tenía nada que ver..! otro poco y lo desfigura Pennywise en un parpadeo--- toda la culpa era de Bastian, porque al final… el único interés del payaso era él…

Soltó una risa nerviosa, la 'negociación' se había tornado en más ni menos que un eufemismo con todo y abogado incluído, abogado??? y c-cómo diablos… tssskkk… no tenía ni idea de dónde sería el trato. 

Guardó el móvil y tensó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos…

-¿Nos disculpas un momento?- no esperó respuesta, su tono era de lo más falso (para quienes lo conocieran), amable sin duda y con una sonrisa que años de práctica le habían costado; cerró la ventanilla presionando su respectivo botón mientras invadía el espacio personal del conductor sin querer.

-Escucha…- ya en su asiento, aclaró su garganta, pasaba sus manos exasperado por su rostro, golpeando sus mejillas como para obligarlo a reaccionar.  

-Es tu camioneta, son tus reglas, yo no tengo ahmm--- no tengo voz ni voto, supongo… -le miraba a los ojos de vez en cuando y temía que seguramente estaría luciendo como un adicto inquieto, debía mantenerse calmado -si quieres mi opinión y creo que tú pensaste exactamente lo mismo… es que - suspiró de manera pesada - esa chica… - mierda, su cerebro había carburado de forma tan lenta, seguro ésta era otra advertencia, joder…! -esa chica, ahh mierda…! quién pasea a mitad de la nada, sin un rasguño, esperando en una silla?! y en estos pueblos malditos… tssskkk… - murmuraba de manera atropellada, se sujeta la cabeza nervioso comprendiendo la situación; por supuesto, ellos iban dos pasos adelante… - sin embargo, si decides llevarla, nada te pasará, lo que traes en el cuello actúa como un campo de fuerza o protección es más preciso; si ella te ataca, se quemará, como sucedió hace unas horas - el sólo recordarlo le provoca una mueca de disgusto - si intenta lastimarte con una arma, el ataque irá dirigido a ella, o eso me explicaron…-

EL sonido de sus dedos tronándose era un tanto… confortador.

-Por otra parte, te entiendo,  creo que--- mi consciencia tampoco me dejaría en paz si no la ayudase, pero es decisión tuya, yo sólo me quedaré callado y te cuidaré la espalda si eso quieres; por cierto…- le observa entre curioso e intranquilo - tu cuello--- t-te lastimaste o fue mi imaginación...?

[le llamáis niña y tiene 18 años, yay xd Me gusta(?)
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Tras escuchar la pregunta de "¿Nos disculpas un momento?" que le mandó aquel pelinegro, abrió la boca para contestar, pero se vio interrumpida por aquel invento que, más que un cristal, parecía una barrera que le interrumpía en todo momento. La ventanilla estaba lo suficientemente limpia para ver su reflejo en éste, así que rápidamente se apartó, sin alejarse mucho del automóvil.

- Y después yo soy la descarada... - Miró a los dos personajes de dentro, que parecían ser muy diferentes. No esperaba ninguna mirada de éstos, pero se fijó bastante en Bastian, sus ojos azules (si no me equivoco), le llamaban la atención.

Se quedó quieta, esperando a que bajasen la ventanilla de nuevo o a que pisara alguno de los dos el acelerador y, como todos, la dejarían sola por aquellas horribles carreteras.

- Empieza a hacer viento... - Hablaba ella sola y miraba alrededor, los árboles estaban quietos pero su cabello se mecía suavemente, como si hiciera aire. Se giró para mirar a sus espaldas, le había parecido escuchar un crujido de ramas... gritó, chilló con todas sus fuerzas, dando pasos hacia atrás, apoyándose en el coche.

Ahí estaba otra vez, con su horrible aspecto.

-O-oye!– susurra rápidamente al joven.

 Sintiendo todo el peso de este en un solo empujón, el vidrio sube al mismo tiempo que las ganas de Fabio de tirarse a un pozo. Bueno, tenía que llegar el momento en el que hiciera cabrear al muchacho con su actitud; pero no podía evitarlo, él nació y creció para resultar en lo que era ahora.

  


-¡Lo sé! Carajo, ¡claro que lo sé! Es todo muy raro pero, ey, no es mi camioneta y… – miraba  la cara disgustada de Bastian mientras hablaba, de qué manera su cuerpo dejaba ver el estado interno del chico-. ¿Uh….?
 
Un campo… de fuerza?

Dijo un campo de fuerza. Genial
 
…Genial, perfecto. Eso es lo que necesitaba, un “campo de fuerza” – piensa, asiente con la cabeza mientras con una mano señala el reloj de arena, mitad sarcástico mitad incrédulo.
 
¿Quién le habrá dicho tantas estupideces a este tipo? No le había parecido del tipo supersticioso para nada, pero bueno, este día estaba lleno de sorpresas.
 
Se frotó otra vez la nuca e hizo movimientos circulares con los hombros.
 


-No, estoy bien –le respondió un tanto seco cuando cambió de tema, a pesar de que el chico claramente se preocupaba por su bienestar.
 
Quizás lo irritaba el no poder hacerse cargo de él mismo y que, sin embargo, una persona menor que él le estuviera cuidando y no al revés.
Y como frutilla del postre, él tenía que decidir. Si lo hacía mal, se sumaría esta experiencia al conjunto más grande de decepciones y golpes bajos que había sentido en toda su vida.
 
Decisiones, decisiones. Él y la toma de iniciativas nunca se llevaron bien… como prueba viviente de esto solo se lo tenía que ver en su situación actual.
 
De un sopetón, abrió la puerta de la camioneta para tomar aire y encarar a la chica; quizás averiguar un poco más de ella para terminar de convencerse a él mismo de lo que debía hacer.
 
Estaba mirando a Bastian todo el tiempo, y es por eso que no se dio cuenta cuando empujó con el portazo a la chica y la tiro a un costado.



Vio el cuerpo de la muchacha tendido en el suelo y, alarmado, corrió hacia donde ella se encontraba; estaba apunto de disculparse, más algunos ruidos a lo lejos lo alertaron… lograba ver una anormal figura oscura entre los matorrales.
Otra vez esa sensación de náuseas por el miedo

-¡¿Quién anda allí?! – gritó fuera de quicio, saturado ya por todo.
 


La mandíbula le temblaba.
No estaba esperando una respuesta, claro. Ayudó a la pelirroja a pararse, le indicó que se subiera y entró él mismo en el vehículo, todo en menos de cinco segundos, arrancando chirridos de las llantas al forzar la velocidad.

-No, estoy bien –

No agregó nada más, fijó su mirada a sus rodillas y apretó los labios, como para darle 'espacio' al rubio para pensar. Posiblemente Fabio ya estaba llegando a su límite y no quería alterarlo como para que en un colapso nervioso lo echara del vehículo, y entonces qué haría??? después de todo estaba en su derecho, ¿no? o al menos así lo sentía Bastian, cuya culpa se agrandaba a medida que pasaban los minutos.

-…-

El repentino sonido de la puerta lo descolocó, mirando sorprendido  al conductor y con los labios partidos, se inclinó para observarlos con mejor detalle hasta que---

-¡¿Quién anda allí?!-

¡Mierda!
Le das un amuleto de protección y ya cree que puede enfrentarse al mismísimo demonio??!! quería jalar a Fabio por el cuello y meterlo en la furgoneta en ese mismo momento o al menos gritarle, no lo logró. Todo pasó tan rápido que en un parpadeo se encontró aferrado a su asiento, se colocó el cinturón de manera torpe y apoyando un codo al costado se sujetaba la cabeza.

- Me llamo Ruby, gracias por... salvarme de él. -

¿Quería saber quién era él?, no, nada, ni qué fue lo que vieron entre arbustos… no, no gracias.
Por alguna extraña razón era incapaz de moverse y claro mantuvo su atención enfocada en el camino, nunca se percató el brazo extendido de la pelirroja.

- ¿Vosotros sóis…?-

Ni lograba articular palabra alguna. Palideció al detectar cierto aroma peculiar en Ruby, era tenue, sin embargo no podía equivocarse, ese olor era inconfundible.

En los tres años, 7 meses y 10 días que permaneció encerrado en un sanatorio mental, aprendió varias cosas para su supervivencia, entre ellas y quizá lo que lo previno de varios ataques en aquél infierno fue: a detectar ese olor característico de los esquizofrénicos y que ellos son impredecibles, te matarán, violarán y torturarán, o tal vez no, empero en su caso las probabilidades de un ataque eran de 65%-80%. En corto: quedó marcado por varias circunstancias hórridas.

Sus manos yacían engarrotadas sobre su regazo mientras respiraba de manera irregular, ya no sabía qué esperar, no estaba preparado…

-¿C-crees que falte mucho..?- preguntó aturdido, presionando de manera insistente el botón para bajar el vidrio; y una vez que sintió el viento helado arañándole la cara, recargó su quijada en el marco inferior de la ventana para aligerar las náuseas y el vértigo…




//según leí en la ficha de Ruby, ella es esquizoide, ¿no?
cualquier error me mandan MP para corregir

[Seh, no te preocupes, hiciste bien, Ruby es esquizo equisdé-... no sé qué hago con mis personajes, les quiero, pero soy cruel con ellos D': ]



Se recolocó en el asiento, sin nada importante que decir. Soltó un bufido al ver que ninguna le extendía la mano como respuesta y tosió levemente como queja. 

Ruby se percató de que Bastian palideció, se preguntaba el porqué, pero no quería entrometerse en la vida de los demás, no era ese tipo de mujer.

- Y... ¿P-por qué estáis aquí? - Preguntó tímidamente, insegura de si hacía lo correcto - Nunca os había visto por Hell, la verdad...

Agachó la cabeza, mirando la alfombrilla de la furgoneta(?). Unas leves voces volvían a aparecerle en la cabeza, distrayéndola y poniéndola cada vez peor.

"Eres horrible, seguro que tienen miedo de ti, maldita. Ojalá no existieras, deberías irte de aquí. Eres una mier-a" se repetía una voz. "Muérete ya, maldita sea, ¿por qué sigues aquí?" Decía otra...

Ni siquiera dio tiempo a que los dos personajes que iban con ella respondieran cuando ella volvió a hablar, interrumpiendo cualquier tipo de pensamiento.

- P-perdón si... soy tan horrible... - lo susurró, pero cualquiera podría escucharlo. Los ojos empezaban a humidificarse, se sentía fatal, pero no podía hacer nada - Seguro os estaré asustando... y mucho...

Se tapó la cara con las manos, empezaba a creer que sus voces tenían razón, ya que ninguno le respondía. Ni siquiera con tonos nerviosos, parecía ser como si no existiera, era una simple muñeca en la parte trasera del automóvil.

- Lo siento... - Lo decía continuamente, cómo mínimo lo repitió cinco veces. Se sentía culpable por haber hecho que se ocuparan de ella y de que pudiesen ver a aquella cosa, incluso de asustarlos con su horrible aspecto (incluyendo sus ojos y su horrible y pálida piel) o con su extraña aparición y aquel ser.

Vio por el rabillo del ojo la mano de la muchacha extendiéndose, y se sobresaltó en una primera instancia al pensar en que aquella extraña le iba a hacer daño; más cuando esta les preguntó su nombre a ambos, volvió a concentrarse en el camino, no sin antes notar a su compañero de viaje totalmente enmudecido.

Mirando por el espejo retrovisor, notó un tanto animada a la nueva pasajera, asintió en gesto de saludo y en un tono de voz casi inaudible le dijo su nombre, aún con dudas.

-“¿C-crees que falte mucho…?”

La piel pálida, amarillenta contrastaba con el negro cabello que le azotaba en la cara a causa del viento; sus párpados, casi unidos y el blanco del ojo al descubierto casi en su totalidad. Junto a él, Bastian se veía completamente descompensado.

-Nah, salimos de Derry hace, uhm… dos horas, más o menos. Seguro faltará media hora o algo así… –al terminar la frase, nota una corriente de aire que entra abruptamente por la ventana abierta.



- Ey, ¿Qué te pasa? Bastian, te ves terrible! -dijo, y apuró la marcha lo más que pudo- Si tienes fiebre no te conviene tomar frío, eh… -acto seguido, apoya la palma de su mano en la frente del joven…

En el horizonte y a tamaño miniatura, se veían ya los Burning Woods y en tan oscura penumbra actuaba como una especie de faro costero, pues se distinguía por su anormal brillo verde fluorescente.

Notó como desde el asiento de atrás la chica empezaba a hablar, y a cada palabra pronunciada, observaba sus ojos brillar con lágrimas a punto de brotar.

-Eh? Qué…qué dices? No… para, no tienes por qué…
 
Le ponía muy ansioso el ver gente llorando o deprimida, nunca supo qué decir o cómo actuar. Además, las repeticiones de la muchacha y su malestar le provocaban…miedo. Si, parecía el típico espectro de niña llorona que luego de un episodio desquiciado, ataca al humano de turno sin previo aviso. Ellá seguía disculpandose…

-No te disculpes más, te digo….b…bast….¡¡PARA!!

Qué nervios, por dios…


Ah, le grité…soy un bruto, joder.



-¡Perdoname! Estoy… no la estoy pasando bien hoy. No tengo nada en contra tuyo, no es por ti que estoy así, en serio –señala a Bastian, y sabiendo que quizás no tenga razón, responde por él:- A este le pasa lo mismo, eh. Esta noche la tuvimos muy difícil ambos; vimos cosas… fuera de lo normal, créeme, fue lo peor que me pasó…
 
Apenas girando la cabeza para no dejar de ver la carretera, le siguió hablando a la chica y así lograr enmendar al menos un poco su actitud tan grosera.


-Soy Fabio y él es Bastian. Me mudé hace poco a Hell y trabajo en la carnicería –movía los ojos de aquí a allá, tratando de resumir todas las cuestiones y de no comprometer a ninguno de los dos-.Anteayer más o menos me desmayé y me trasladaron al hospital de Derry, pero temo que no le hayan avisado a nadie sobre lo que me pasó-al oír sus propias palabras, se deprimió nuevamente-.Quizás pierda mi trabajo.

 


-Ah, te…te quería preguntar ¿Sabes exactamente quién era el que te perseguía? –  le preguntó a la chica, con esperanzas de que tal vez esa figura acechadora que avistaron perteneciera a un ladrón o a un ex novio agresivo.
 
Era una de las únicas veces en su vida que prefería lidiar con alguien problemático, siempre y cuando fuera enteramente humano.

-Nah, salimos de Derry hace, uhm… dos horas, más o menos. Seguro faltará media hora o algo así… –

¿Tan poco tiempo llevaban en carretera? vaya… al chico le parecieron muchas más, como el cuádruple, pfff ¿y a quién no? con semejantes sorpresitas…

- Ey, ¿Qué te pasa? Bastian, te ves terrible! -

Y el conductor no tenía una idea de cómo deseaba salir de la camioneta, incluso fue unas de sus más locas opciones, salir aún con el vehículo en movimiento para quedar embarrado en el pavimento, uhmmm… 

- Si tienes fiebre no te conviene tomar frío, eh… -

-N-no es nada… sólo ahh-- -
Una acción tan simple como el que Fabio pusiera su mano en la frente del chico, lo sacó de su trance, era confortante… lo suficiente para tranquilizarlo.
Sólo quería llegar, arreglar el maldito asunto y si seguía con vida después de ello… dormir por unos tres días.


- P-perdón si... soy tan horrible... -

- Lo siento…(x5) -




-Eh? Qué…qué dices? No… para, no tienes por qué…

-No te disculpes más, te digo….b…bast….¡¡PARA!!



Uhmmm… no. Joder… tenía que advertirle a Fabio en cuanto antes que Ruby era una bomba de tiempo--- ajá y ¿cómo…?

-¡Perdoname! Estoy… no la estoy pasando bien hoy. No tengo nada en contra tuyo, no es por ti que estoy así, enserio –

Uhmm…

- A este le pasa lo mismo, eh. Esta noche la tuvimos muy difícil ambos; vimos cosas… fuera de lo normal, créeme, fue lo peor que me pasó…

Ah gracias…

-Soy Fabio y él es Bastian. Me mudé hace poco a Hell y trabajo en la carnicería –

Shhhhh!!! Ahhh y quería permanecer en el anonimato, lástima… pero, el que diera información de más llamó su atención, no consideraba que fuera una buena idea, aunque posiblemente eso tranquilizaría a la chica.

-Anteayer más o menos me desmayé y me trasladaron al hospital de Derry, pero temo que no le hayan avisado a nadie sobre lo que me pasó-

-Quizás pierda mi trabajo-

Eso explicaba su comportamiento de hace unas horas, lo había visto tan deshecho--- y ahora que lo rememoraba parecía deprimirse. Lo mejor era no decir nada sobre la condición de Ruby por ahora.

-Ah, te…te quería preguntar ¿Sabes exactamente quién era el que te perseguía? – 

Se frotó los ojos y bostezó esperando a escuchar su versión de los hechos y ¿si cerraba los ojos por sólo… 5-10 minutos…? a nadie le haría daño o sí...?



//¿podemos pretender que Fabio dejó su mano ahí todo el tiempo? :'D
ok no x'D

[una nueva llamada de telefono irrumpio en aquel silencioso habotaculo. Esta vez era el telefono de fabio el que sonaba. El numero correspondia a un numero local del pueblo. ¿Quien? Era. Otro motivo. 
Al poco la llamada. Se cortó, dejando de nuevo el interior en silencio.  la tension era mascable. 
De nuevo el tono del telefono. Pero esta vez, era un mensaje en el buzon de voz]

-Fabio?=. Dijo una voz siniestramente familiar. -Donde diablos te has metido, estoy muy preocupado asique devuelve la llamada nada mas puedas. Espero que la camioneta no te haya dejado tirado en medio del bosque, porque ya seria el colmo-. Parecía alarmado, a pesar de ese tono tranquilo. -Te estoy esperando en el lugar en el que nos conocimos, al parecer hay alguien preguntando por tu amigo... Y parece un poco...-. La llamada se corto de repente ante la falta de memoria en el mensaje.

[Sería un poco raro y no tendría sentido, pero por suerte, esto es ficción. Así que la mano estará allí tanto como Bastian quiera si él se lo pide xD no quiero que Fabio parezca un abusador tampoco (¿)]
 
 
-¿U-un experimento…de laboratorio?- se tensó en el asiento nuevamente y tragó saliva como si estuviera tratando de eliminar el nudo de ansiedad que parecía atado en su garganta.
 
Sacudió levemente su cabeza para librarse de aquellas imágenes -de criaturas deformes con cuencas vacías en lugar de ojos- que comenzaban a acecharlo.
Cerró los párpados solo un momento para intentar imaginarse a él haciendo pan con la chica…
¿Cómo dijo que se llamaba? ¿Romina, Roxana? ¿Rosa?



No, era como la piedra...


…¿Perla? ¿Jade?
 
-Ey, Gemma…-
 
Riiing
 
Se sobresaltó por el sonido que venía de su nuevo pantalón; exaltado, metió la mano en los bolsillos para buscar el aparato que provocaba todo ese ruido, pero con el cinturón puesto y todo, no llegaba a alcanzarlo. Por fin lo logró, jalándolo del bolsillo con apenas dos dedos, sin embargo… cuando estaba apunto de sujetarlo, se le cayó cerca de los pedales.
 
¡Ah, mierda, mierda, ven maldito aparato!
 
Lo levantó con los pies hasta agarrarlo y atender, pero luego de pocos segundos se cortó la llamada. No era un modelo que él conociera, por lo que intentar manejarlo al mismo tiempo que a la camioneta se le hacía sumamente difícil. Prontó se topó con el mensaje en el buzón de voz…

Vaya, ¿Cuánto dinero está dispuesto a gastar este hombre por mí? ¡¿No será que luego quiera algo a cambio?!

Y del pequeño parlante del móvil escuchó aquella voz que le hacía sentir tantas, tantas emociones contradictorias juntas: desde calma hasta miedo y ansiedad, de furia a gratitud…

 …Preocupado?




 Pero ¿y este quién es? ¿Mi padre??? Ni que tuviera toque de queda… Joder.

 
A la mención de Bastian, voltea para verlo. Estaba con los ojos cerrados… ¿durmiendo?
 


Pobre chico… sobrevivió esta noche y todavía le falta solucionar asuntos pendientes cuando lleguemos…
 
Suspiró,  mirando el teléfono decidió por fin tomar valor y hablar con aquel tipo raro. Pulsó uno de los botones, se acercó el móvil y esperó a que del otro lado le contestase…

Escuchó atentamente a Fabio:

-¿U-un experimento...de laboratorio? - Notó cómo se tensaba él y traspasaba ese sentimiento por el asiento donde se encontraba.

Notó cada movimiento que él hacía, los asientos parecían ser débiles y sensibles a cualquier movimiento, cosa que le resultaba fácil a ella para saber el estado de ánimo de la otra persona.

-Ey, Gemma... - justo Ruby iba a preguntarle por el nombre de Gemma, pero sonó un teléfono. Buscó el suyo, pero se dio cuenta de que el actual compañero que le estaba ayudando se le había caído al suelo de la furgoneta.

- ...¿Quién es Gemma? - le preguntó, después de que Fabio colgara y mirase a Bastian, que estaba durmiendo. 


Se quedó unos momentos en silencio, después de la respuesta de Fabio.

A Ruby le parecía "adorable" que alguien como Bastian se hubiera quedado dormido en una furgoneta que parecía estar hecha polvo. 

- Es mosnoso*... - Ruby sonrió levemente, mientras miraba de nuevo a Bastian, dormido.


[*mosnoso es mono, adorable... es que Ruby habla así, un poco como yo .v. ]