De Derry, hacia Hell

No distinguía la realidad de la inconsciencia, escuchaba fragmentos de la conversación entre Fabio y Ruby sobre una criatura del bosque y ni idea de los detalles, posiblemente su imaginación le estaba jugando algún truco, o no---

Se dejó arrullar por los tenues ruidos de los otros dos hasta que dejó de darle importancia, esperaba recobrar algo de fuerzas para lo que se avecinaba.

Dormitó cuanto le era posible, el conductor había dicho que en media hora arribarían, sinceramente no podía pedir más…



/jehhh cúal abusador, si Fabio es zero maldad :')
ok (: Ruby me hizo recordar aquello de "I'm not adorable, I'm manly as hell"
Btw...siento la tardanza y q sea tan breve uU

-Mmm? Pues, este… quizás me equivoqué, haha. Pensaba que te llamabas Gemma, qué tonto! –decía mientras esperaba a que le contestasen en el teléfono, nervioso balbuceaba, pensando en que quizás la chica se lo tomara a mal- Mi memoria no es muy buena hoy, haha, lo sient...-
 
Por fin había respuesta desde el teléfono. Tenía una mano en el volante y la otra libre para la palanca de cambio, sosteniendo el móvil entre la oreja y el hombro.
 
“Oh, eres tú. Supongo que llamas por el mensaje de voz…”
Aagh!! No lleva ni dos oraciones y ya me exaspera cómo se está dirigiendo a mí…




-C-claro que te hablo por eso, Stregone ¿No fuiste tú el que llamó hace menos de un minuto?
¿Qué tenga cuidado? Dios santo, ni hace falta decirlo a estas alturas…¿Uhm? Mi jefe?
 
Joder, como le haya puesto las manos encima…!
 
Pero siguió escuchando aquella voz apaciguadora, que por momentos se tornaba un tanto urgente; había en aquellas frases acentos, suspensos y mucha ambigüedad.
Ciertamente no entendía de qué estaba hablando, pero intuía a que esa manera encriptada de hablar se debía a algo o a alguien.

El bosque que se encontraba a la salida de Hell parecía brillar cada vez más conforme avanzaba la noche, y era extraña la sensación que tenía el conductor de la camioneta con respecto a aquel lugar.

El hombre de traje seguía parloteando en el teléfono, y Fabio alejó el móvil de su cara para ver la hora: faltaban quince para las diez...
 
Bueno… ya falta poco – pensaba al observar a una distancia más cercana el brillo verde.
-“…puedo tratar de interceder para que no pierdas algo importante, sobretodo para tu compañero.”


-¿Perder algo? ¿De qué hablas? ¿Qué pasa con él? – solo salían preguntas de su boca, y dudaba que fueran correctamente contestadas tratándose de aquel tipo.
-“Lo siento tengo que colgar, ya nos veremos y mucho cuidado… esa camioneta es algo muy especial para mí.”


-No, no, no espera no cuel…gues….tch! MIErda, siempre igual, joder… -  apartó descuidadamente el teléfono celular en uno de los compartimentos de en medio de los dos asientos, casi aventándolo con enojo.
 
Aún exasperado, se queda largamente observando al joven dormido, intercalando su concentración entre este y la carretera
 ¿A qué se refería Stregone con la supuesta persona que estaba esperando a Bastian? El estado físico dejaba bien en claro que el chico estaba apunto de llegar a su límite…
 
Recuerda cuando lo obligó a correr con él, escapando del hombre de traje… Si se tomara la responsabilidad de alejarlo de quién quiera que lo estuviera esperando, ¿Estaría haciendo lo incorrecto? ¿Y qué si está en peligro apenas pongan pie en Hell?
 
Calma, tonto. Él ya es mayor como para cuidarse solo, no eres su niñera. No metas la pata.
 
Por el espejo retrovisor notaba como la pelirroja concentraba su mirada hacia Bastian, sonriendo.

Oh...?

Un tumbo que dio la camioneta al pisar una gran roca lo sacó de las distracciones que tenía, alertándolo a prestar más atención a lo que tenía delante.

¿Y qué hay de ella? ¿Qué hago… dónde la dejo?
 
-Jesús dulcisimo en el cielo, no puedo esperar a que este día termine. Ey… -hizo una pequeña pausa, indicando que necesitaba que la chica repitiera su nombre-… ya que estamos por llegar, ¿Dónde está tu casa? Te acercaremos hasta allí, así no tienes que caminar sola de noche otra vez…

¿Burning Woods? ¿El brillo verde?

Lo último que escuchó sobre ese lugar se lo había comentado Mark en el Hotel Dolphin.



- Ah, ¡Pero de eso no te preocupes! La luz verde es un nuevo aparato que pusieron para erradicar una plaga en el bosque o algo así. Me lo contó el que se encargaba de arreglarla –dijo, y cambió el tono a uno más lúgubre-. Pero no creo que tenga que ver eso con la actitud de la gente de Hell, es un pueblo raro después de todo…

Se quedó meditativo unos segundos antes de soltar otra oración rápida, intentando persuadir a la muchacha.



- Igual sigue siendo un bosque, y no es seguro para ni ti ni para nadie a estas horas –y mira seriamente por el espejo retrovisor para luego modificarlo con una mueca preocupada- ¡No vale la pena ir allí, aún si tu negocio peligrara de quedar en bancarrota!¡Ni siquiera de día, por Dios!

Ya faltarían apenas quince kilómetros para llegar al pueblo. Quizás sea por la sensación de volver a terreno conocido, en donde lo esperaba su cama en el hotel, pero… la cuestión es que Fabio ya había bajado totalmente la guardia, y el cansancio (¿Será el estrés?) había invadido su cuerpo de un momento a otro, como si de repente recordara lo agotado que estaba.

De vez en cuando, trataba de hablarle a Ruby y otras veces intentaba silbar, pero no había nada que le quitara aquel peso. Pasó varios segundos masajeando con los dedos los ojos que intentaban traicionarlo, pero cuánto más se acercaban a su destino, más insoportable se volvía el cansancio.
 


Ah…no, no. Enfócate…enfócate en el camino…!
 
… y cada vez más nítida, una melodía tapaba todo sonido exterior posible.

Toqueteó los botones del tablero qué controlaba los canales de las emisoras, el volumen,  pero no hacían caso a sus comandos: la cancioncilla no se detenía, sino que aumentaba su intensidad al mismo paso que su frustración y enojo.
 
La recuerdo… la noche que fui al almacén, el tipo la estaba escuchando y no quería bajar el volumen ¿Qué mierda pasa? ¡¿Será otra broma del idiota de Stregone?!
 
-¡Agh!!! Zittire, zittire! ¡Stronzate, stai zitto rottami di merda! – el volumen era tan alto que ni siquiera podía escuchar sus pensamientos, y menos los gritos pelados que estaba dando- ¡Ngh!
 
No tenía caso, ya estaba golpeando el aparato con el puño, pero no lograba detener aquella melodía, no importara cuánto se tapase los oídos.
 
- DA DOVE VIENE QUESTA MERDA? DOVE?!
 
Y delante de la camioneta, alumbrado con las luces, aparece la figura de una persona caminando por el medio de la carretera.
Totalmente desesperado, pisa furiosamente el freno sin avisar, ni un solo grito de advertencia le dedicó al resto, su pie actuó mucho más rápido que cualquier otra parte de su cuerpo.

La canción se detuvo.

Temblando, sostenía con ambas manos el volante y apoyaba su frente en él, mirando para abajo y respirando entrecortadamente. Sentía el corazón en la boca, sentía que se ahogaba, que estaba muerto por dentro. Se echó para atrás, recostando su cabeza en el mullido asiento, aún con la boca abierta y una mano presionando su pecho.
 
El viejo que estaban apunto de atropellar, siguió parado allí frente a la camioneta que lo iluminaba, interpelando a todos sus pasajeros con una mirada vacía y sin sentimientos, para luego retomar su lenta y pesada caminata, como si nada hubiera pasado. Lentamente se alejaba del campo de visión de todos, engulléndolo paso a paso las sombras de la noche cruda.
 
Regresaste a Hell.
 
-…ah - por fin reaccionó, tiritando, al borde de un quiebre emocional.


Nuevamente se inclinó hacia delante y descansando sobre sus brazos cruzados, escondió su rostro.
 

Regresaste.

Escuchaba cierta canción endemoniada a lo lejos, obligándole a recobrar la consciencia, ughhh…

Sus sesos se detonarían por semejantes puñaladas causadas por los decibeles que iban en aumento; el dolor lo doblegaba hasta encorvarlo, se sujetó la cabeza con ambas manos y miró de reojo al conductor temiendo lo peor, no percibía palabra alguna del muchacho, era como si una bomba hubiese estallado para ensordecerlo, dejando un zumbido que perturbaba sus nervios y ensombrecía su entorno.

-Ahh…!!!- se golpeó contra la guantera por tan abrupto enfrene.

-Q--qu'est-ce que l'enfer…?- volteó para encarar a Fabio aún sobándose la frente.

Su presión sanguínea descendió de golpe, veía borroso y por la postura en que estaba el rubio creyó que---

-n-ne peut pas être… tssskk… - murmuró alarmado, frotando sus ojos exasperado.




"Ah vaya… menos mal."

Una vez que logró enfocar al muchacho suspiró aliviado, pero algo no--- ahh… mierda, se había…?

-Êtes-vou--- d-digo… Fabio ¿te encuentras bien?- le observó consternado y los nudos que oprimían su garganta lo enmudecían, no se atrevía a decir más, lucía tan desvaído… tan quebrado.

-…-

Y dudando como siempre en este tipo de situaciones, tocó su hombro derecho algo nervioso y dando palmaditas en su espalda.

-Lo lograste, ehh… - aclara su garganta -te--- Fabio, está bien, estás--- a salvo en Hell- se giró para corroborarlo, mmmpphhh ni idea… y algo--- no veía bien por el espejo retrovisor, pero… m*erda, la chica…!

Encendió la luz para enfocar a Ruby.

-Hey… ¿estás bien???- parpadeó un par de veces ante el destello - ¿qué sucedió…? - le ayudó a incorporarse sospechando que se hubiese hecho daño y antes de darle oportunidad para que respondiese, lo atemorizó caer en la cuenta de que le restaba poco tiempo.


Desesperado, se acercó a la nuca de Fabio para buscar entre mechones rubios el delgado listón del reloj - espera, no te muevas… - desató el colgante ansioso por ver si el hilo plateado de arena seguía corriendo…



-*sighhhhh* lo siento… - se dejó caer en su asiento apretando la joyita entre sus falanges.



Una hora…

El ambiente se tornaba más y más denso a medida que el kilometraje aumentaba, se giró para ver al conductor y vaya que conocía 'esa' expresión en Fabio. Estaba aterrado… como sufriendo el brutal proceso de una despersonalización; sientes que--- todo parece un sueño o en este caso una maldita pesadilla, tu corazón se hunde en tus entrañas, tanto… que pareciera que tu interior se estuviese carcomiendo por los ácidos gástricos, te paralizas o simplemente respondes de manera automática, al igual que una maquina; tus fuerzas se extinguen al ser consumidas por el miedo, no peleas, tus extremidades no responden, tu mente te aturde con hórridos gritos que no pueden ser expresados por tus labios, nada… estás en el limbo por el tiempo que dura el shock.

-Me voy a casa…al hotel Dolphin…luego de dejarte a ti -

Quién lo diría. En el mismo hotel. Ojalá lo hubiese conocido en otras circunstancias…

-Está bien… también me hospedo allí- respondió en un tono medio quebrado.

En unas cuantas calles más arribaron al estacionamiento del hotel y un silencio incómodo seguía invadiendo a ambos muchachos, Bastian no sabía cómo actuar, se supone que es sencillo, ¿no? das las gracias, te vas y punto; empero las reglas no son las mismas tras los acontecimientos que presenciaron… pfff pues claro que no! y no podía dejarlo así. Su terapeuta tenía razón, era estúpido, deseaba ayudar a otros y no era capaz de salvarse a sí mismo…

-Yo… pensaba igual que tú, creo… - se tronaba los dedos para tranquilizarse.

-Se supone que la vida se resume en: crecer, graduarte, tener un empleo, casarte, hijos, divorcio, dos familias, demencia senil si tienes suerte… mmphhhh, no sé…- cruza sus brazos abrazando su estómago -bastante difícil… pero… somos tan narcisistas que no contamos con el hecho de que el mundo es más extraño que 'eso', mucho más loco, perverso e increíble- aprieta los labios e inhala y exhala.

-Sólo te queda seguir adelante…  si te quiebras, te comerán vivo. No te dejes caer… - se frota la nariz con el dorso de la mano.
     
-Gracias… gracias por haber ayudado a un completo extraño, sin ti creo que--- - no pudo terminar la frase, sería mejor salir del vehículo lo antes posible para dejar al rubio en paz.


-Cuidate-



//Ya lo había escrito y no podía quedarme con las ganas
ughhh me pasé de gay, pero bueh...

Con el coche detenido, ya solo le faltaba soltar el volante y abrir la puerta. Sus acciones eran todas en cámara lenta, ya no más automáticas. Tenía que hacer un gran esfuerzo para dirigir su cuerpo.
 
-" ...el mundo es más extraño que 'eso', mucho más loco, perverso e increíble."
 
¿Era así?
Hasta ahora lo único que había hecho era tratar de hacerse con un futuro estable. Solo pedía eso, y ni eso pudo lograr.
 
Pues entonces no me interesa vivir
 
Apretó los puños que descansaban en sus piernas.
 
-"Sólo te queda seguir adelante…  si te quiebras, te comerán vivo. No te dejes caer…"
 
Giro su cabeza hacia él; aún no lo miraba a los ojos, solo se limitaba a ver las huesudas manos de Bastian, y con eso le alcanzaba. No podía más, no quería seguir más; lucía sus ojos aún totalmente abiertos y alertas, y no sabía si las lágrimas amenazaban en caer por no pestañar o por la idea de continuar con este tipo de vida.
Pero sin importar si cayeran o no, aún si el otro chico lo estuviera viendo, él siguió con la mirada fija en el tapiz del asiento co-piloto.
 
-" Gracias… gracias por haber ayudado a un completo extraño, sin ti creo que…"-silencio otra vez, y luego de una pausa larga soltó:-" Cuídate."
 
Asintió temblorosamente. La puerta se abrió, él seguía en la misma posición y por su cabeza no pasaba ningún tipo de pensamiento.
Y cuando se cerró de un golpe, de repente se sobresaltó. Se dio cuenta de que estaba solo y rápidamente salió del vehículo, tras el joven de pelo negro.
Caminaron sin hablar ni una sola palabra hasta que debieron partir a pisos diferentes dentro del hotel.
 
-…….Adios.
 
Para él, su mundo se reducía ahora a la visión de sus zapatos. Sobre el cemento, luego el mármol, sobre la alfombra roja y finalmente, frente a la puerta 503.
Esa noche no durmió, ni la siguiente. Ni las posteriores.