Despertar en el hospital

Sus ojos cansados intentan abrirse con pesadez, aún está un poco mareado y lo hace poco a poco.
Ve lo que sería una pared blanca, una estufa… La luz del día entra por la ventana, de suerte no tan potente, ya que el cielo anda un tanto nublado.
Se da cuenta que no está en su cama, y es en ese momento en que abre los ojos de par en par y se sienta de un golpe.
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­-¡Señor Salucci! Veo que por fin despertó -una enfermera se acerca a su litera y anota rápidamente en una hoja de anotador. Acto seguido, se inclina para tomarle la temperatura al confundido hombre-. Seguro se siente aún un poco aturdido, verá…Se desvaneció del agotamiento y lo tuvieron que trasladar hasta aquí, sabe… - su rostro se vuelve ligeramente severo y reprochador, pero no por eso afloja la sonrisa, como si fuera una madre la cual ha consentido mucho a sus hijos- ¡Debería tener más cuidado con su salud! Vaya a saber qué tanto lo necesitaba, ha dormido como un bebé por casi dos días seguidos…
 
Y es verdad, estaba muy cansado desde que llegó a Hell. El viernes pasado se tuvo que encerrar en el baño del local y fingir que no lo podía abrir, solo para tomarse una siesta a escondidas de su jefe…
 
-¡AY, MIERDA! –Saltó de la cama, cejas fruncidas y rostro con un grado de preocupación imposible - ¡NO! ¡NO, NO, NO!
 
Estaba aún en la bata del hospital y sentía el aire frío en sus piernas y parte trasera, pero estaba demasiado ocupado con el torrente de pensamientos que cruzaban por su cabeza.
 
-¡¿Qué hora es?! - reclama con enojo a la enfermera, agarrándose la cabeza con ambas manos, casi tirando de sus cabellos.
 
-Las… siete y media -contesta ella, señalando el reloj enfrente de él-. Ya le podemos dar de alta, pero le aconsejo que no haga grandes esfuerzos –prosigue, tratando de hacer volver a la cama al hombre.
 
Quizás podría lograr hacer a tiempo a llegar a los Almacenes antes de que cierre la carnicería y encontrarse con su jefe. Quizás… ¿le de una oportunidad...? Si, eso era, debía mantenerse positivo. A lo mucho serían 5 minutos corriendo, después de todo, Hell es un pueblo casi diminuto.
 
-¿Tiene idea de cuántas cuadras hay entre el hospital y los Almacenes? – las palabras le brotaban más rápido que de costumbre, casi ni se le entendía.
 
Aún puedo lograrlo ¡Vamos, Fabio!
 
-Déjeme pensar, uhm…- mira hacia arriba, una mano en la barbilla, tapando su boca, y la otra sosteniendo el codo. Se toma su tiempo, y la ansiedad del muchacho crece- ….
 
Oh, dios mío, pero hay que ser lenta!¡Que se apure esta mujer, por favor!
 
-…. Mmm…la verdad…. ni idea – le contesta, y le da la espalda para tomar una bolsa verde limón que yacía a un costado de la cama, sobre la silla-. ¡Oh! Pero fuera del hospital, en la vereda del lado opuesto creo que hay un mapa de la ciudad que lo podría ayudar. Ahora le pido por favor…-escucha detrás de ella el chillido de unas bisagras y al darse vuelta…
 
…estaba sola en la habitación, la puerta de entrada abierta; a lo lejos, se escuchaba el trote de alguien por el pasillo…

Todo el que se encontraba en su camino terminaba o tirado en el suelo o asustado arrimado a las paredes. Iba que parecía un tren descarrilado, la mirada determinada.
 
-Oye, más cuidado!
 
-Eh! Qué esta prohibido correr por los pasillos, ¡vuelva aquí!
 
Pero él ni se detenía, solo repetía gritando unas disculpas a todo al cuál empujaba y, por el contrario, aumentaba aún más la velocidad.
 
Por suerte la salida estaba bastante cercana a la sala de guardia. Estaba por entrar una anciana a la quien le habían sostenido la puerta un muchacho, y sin pensarlo dos veces, Fabio se abalanzó primero por el hueco que había entre ella y el marco.
No tenía idea de cuál había sido la suerte de la vieja mujer, pero no podía darse el lujo de parar, ¡no podía perder el tiempo!
 
-En…enfrente del hospital…-decía en voz alta, el tono apurado y exasperado, buscando con la mirada el cartel con las señalaciones- dónde está… ¡¿Dónde mierda está?!- volteaba para todas partes, más no lo encontraba.
 
Lo divisó, por fin, pero a una cuadra y media del hospital, y con alegría retomó su carrera.
 
-Se…!!! ¡Señor Salucci! ¡Señor Salucci, espere!! Vuelva…. –la enfermera que lo había atendido lo había perseguido hasta la salida del hospital. Bajó rendida algunos escalones, y se detuvo, observando como Fabio desaparecía a lo lejos.
 
En sus manos llevaba aún la bolsa color verde limón.
 
-Se olvidó….su ropa…

-Veamos, veamos… los almacenes estaban en la calle…este…- con el dedo buscaba y buscaba, yendo y viniendo a una punta y otra del mapa- ¡Demonios! ¿Dónde está Maple St.? – Su mirada sigue fija en el índice de su mano, llega hasta la parte superior del mapa-. Tch, esto debe estar desactualiz…
 
Su dedo se posa finalmente en la esquina derecha del plano, donde grandes letras rojas en capitales forman la frase “Bienvenido a…”
 
Bienvenido a Derry.
 
Fabio mira atónito. La angustia en su pecho y una punzada en el estómago casi lo tumban al suelo nuevamente.
 
-D-d-d-de-de-rry…¿Derry…? Pero yo….yo estaba en Hell. Yo iba a abrir el negocio y….y….- tragó saliva- . No puedo volver así, no tengo….mi jefe me va a… - sentía un nudo en la garganta, las palabras ya no le salían, sus ojos comenzaban a nublarse con agua salada-.

La brisa del atardecer estaba ya corriendo, justo cuando se percataba en que aún llevaba la bata de hospital y apenas unos boxers.
 
-No tengo como volverme…

No pegó el ojo durante el resto de la madrugada por los malditos destellos de luz y ciertos pensamientos estresantes, entre ellos: el que seguramente no podría sobrevivir vagando sin plata por un pueblo taaan bizarro, opciones: ser un vago??? naah, ni de chiste y brindar su cuerpecito a cambio, NOOOOOOO ni loco, bueeeno… sólo cómo último recurso, como ú-l-t-i-m-o recurso; joder… se devanó los sesos dando vueltas con cierto ritmo inquietante hasta que una tenue luz matinal anunció la hora de explorar el pueblo en busca de empleo, cosa que lograría en qué… 20 minutos(?) además… ya hacía hambre, le sonaban las entrañas mmmphhhh… de lo más cargante…

Al terminar de cambiarse y lavarse la cara, salió a hurtadillas de su habitación por mera paranoia, que tal si encontraba al dueño y era hora de aclarar cuentas??? Dios nooo, por suerte a esa hora no habría almas en pena vagando en los pasillos/recepción del hotel.

Recorrió cuanto pudo empero el pueblo entero estaba medio muerto a esas horas, era una pena que el chico carecía de suerte y para nada le apetecía regresar al hotel con las manos vacías de pobretón, y si… probaba suerte en otro pueblo..?


-Bangor o Derry, Derry o Bangor… mmmphhhhh… que la suerte decida… cara será… Bangor *sighhhhh*- guardó el mapa en su gabardina y lanzó al aire uno de los pocos euros que le quedaban… y…

-Derry…- la suerte había decidido, se cubrió hasta la nariz con la gabardina y partió con la esperanza de volver en una sola pieza a saldar sus deudas…

***

Su estómago lo había perturbado todo el camino, los huecos en sus entrañas le incomodaban para caminar erguido, había sido un paseo de la más lindo, ajá… bueno… un paisaje tétrico pero… sin sorpresas…


SIN SORPRESAS Y UN CUERNO

Era estúpido imaginar que podría salvarse un día de eventos extraños, *merde, merde merde!!!* no paraba de maldecir, es que--- ¿¿¿Qué coño hacía un hombre parado frente a un anuncio y en bata????!! seguro se había escapado de un sanatorio mental y el francesito ya había tenido más que suficiente de amargas experiencias con esquizofrénicos que padecían satiriasis; quedó petrificado, no sabía si correr o---correr o--- correr…

Su inconsciente ya había actuado por él, de manera involuntaria se acercó peligrosamente a aquél individuo, su mórbida curiosidad lo había traicionado una vez más, parpadeó un par de veces para ajustar su visión y… mierda… estaba… sollozando??? no.no.no.nno... ni lograba entenderle.

-Hey… estás---n-necesitas ayuda?- su voz sonaba extraña hasta para él, le ofreció auxilio por mera inercia, retrocedió un par de pasos y rogaba inocentemente porque el muchacho no lo atacara…
¿¿¿Porqué diablos nunca escuchaba esa vocecita que le decía que corriese cuando aún había tiempo???
malditas drogas...




//Si quieres que haga algún cambio o ya la cagué, dime :'D

Su cabeza era un lío, ya no tenía esperanzas que lo impulsaran a seguir avanzando mucho más. Trataba de progresar...Siempre pensó que con esfuerzo y sacrificio podría llegar a una vida segura. Pero todo lo que terminaba eligiendo acababa por hundirlo más y más en situaciones sin salida...

El cuerpo de Fabio parecía más pequeño de lo que en realidad era, estaba encogido por la pena y su rostro tan compungido… No cayó en la cuenta de que alguien estaba a su lado, hablándole.

-Minchia... ¡qué asco! -decía, con los ojos cerrados, sentado de rodillas frente al cartel- ¡¿Qué se supone que tengo que hacer ahora, eh?! - comenzaba a reír mientras sentía como sus ojos estaban ya rebalsando de lágrimas a punto de caer-  ¿Cómo mierda voy a hacer para volver a tiempo a Hell?? Porca miseria *snif* haha

En su situación otros lo habrían dejado a su suerte por puro sentido común,  ¿cierto? es decir… el haber llegado hace un par de días, en un lugar tan pintoresco, sin conocer a nadie… no se necesitaban más razones para continuar con su camino; pero Bastian poseía cierta "cualidad" que le acarreaba varios problemas, una empatía que rebasaba la del estándar de un humano promedio, debia ayudarle, se le quebraba el hipotálamo con ver aquél desdichado extraño en tan deplorable estado, llorando y lamentándose como si el mundo se consumiera; algo en sus palabras llamó su atención "Hell".

-Hey… uhmmm…-

Se puso en cuclillas y acercó su mano lentamente sobre el hombro del rubio para no perturbarlo, mas el sonido inconfundible de un auto lo distrajo, retrajo su mano y volvió a enderezarse para observar la interacción entre el conductor y el chico de bata con bóxers, al menos ahora sabía su nombre.
Su presencia estaba de sobra, Fabio ya había conseguido quién le ayudase, pero no estaba bien que anduviese medio desnudo, mmmmmmmmm no, el pelinegro se quitó la gabardina y le ofreció la chaqueta que tenía extra (sí, usaba como tres capas de ropa…).

-Le hace más falta que a mí- la colocó sobre sus hombros y sin esperar más continuó caminando mientras se acomodaba la gabardina antes de que sus entrañas lo molestasen aún más.

Miraba hacia abajo en busca de respuestas, como si de repente brotaran de las grietas en las losetas del suelo. Claro que la vida no era así de fácil.


De repente, una mano firme a unos centímetros de su cara lo desconecta de su trance melodramático. Espera unos segundos aún tratando de reaccionar y mira hacia arriba en cuanto escucha la pregunta.
 
Dos hombres delante de él: uno a su altura y el otro parado solo unos pasos más atrás. Ambas personas lucen pelo y ropa negro azabache como las alas de un cuervo, y el hecho de verlos a ambos al mismo tiempo lo alerta. Recordando que está en Derry (hogar de rumores igual de tétricos que Hell) y aún sentado, retrocede asustado.


Lo cierto es que ve algo familiar en el hombre de pelo corto ¿De qué le suena?
Ojos de un amarillo poco natural lo interpelan escondidos tras el reflejo de los anteojos…

…
Uhm?
…
 
...

...



-¡¡¡Ah!!!
 



-¡¡¡¡IL BASTARDO STREGONE!!!!
 
Sin avisar, dos manos pálidas y delgadas a cada lado de su rostro se acercaban por detrás y dejaban caer algo pesado sobre sus hombros, lo cuál le erizó la piel en un santiamén. Soltó un gritito, que logró ahogar tapándose la boca, mientras observaba, alterado, como el hombre de pelo largo pasaba por su lado y se alejaba.
 
Sus ojos inquietos se posaron en el pavimento, cerca del cordón amarillo; una sombra se escondía entre los barrotes de la alcantarilla… y luego desapareció antes de poder saber qué era…
Demasiado grande para ser una rata, de eso estaba seguro. Y de lo que Fabio siempre estuvo muy orgulloso era de su conocimiento sobre los cortes de carne y de poder ver muy bien de lejos.  Podría jurar que había visto un par de ojos brillantes desde la negrura del hueco.
 
Otra vez, el viento le heló las piernas; miró con sorpresa la gabardina negra que cubría la parte superior de su cuerpo. Se la había dejado aquel muchacho que caminaba ya a unos cuántos metros de donde él estaba. Ahora que lo veía bien, no parecía querer problemas… ¿Quizás no está con este del traje?
 
 Echó otro rápido vistazo al hombre que se encontraba frente a él, proponiéndole de llevarlo nuevamente a Hell.
Recordando sus turbias ofertas para tratar de mantenerlo callado con respecto al incidente de la camioneta, nuevamente la cabeza de Fabio comenzó a dar sus propias explicaciones y teorías…
 


 

¿Qué lo siga?... Podría llegar al negocio, de eso seguro, pero…. y si sus verdaderas intenciones son dejarme dentro del auto?! ¡Lo que le pasó a la otra camioneta debe de haber sido eso! Encontró a alguien, lo encerró en el vehículo y acribilló con una ametralladora desde afuera…. ¡ES UN HOUDINI PSICÓPATA! ¡FABIO, CORRE!
 
De una zancada se levanta y logra esquivar al hombre del traje, avanzando a una velocidad difícil de creer para alguien en tan incómoda situación. El temor y la adrenalina que sentía, sin embargo, lo incitan a tomar una decisión aventurada en tres de los segundos que le llevaron alcanzar al joven que le entregó el abrigo: o lo deja a la suerte de aquel hombre o…
 
...Cerrando los ojos y apretando la mandíbula, toma del brazo al muchacho y lo tira a seguir corriendo con él; en ningún momento se le ocurre parar, ni siquiera para esperar su aprobación...
Corre y corre, descalzo, mientras trataba de explicarle sobre la verdadera naturaleza de aquel hechicero moderno. El grado de emoción era tal en él que ni siquiera se daba cuenta de que todo lo que le gritaba en la cara era en italiano.

Cayó una pesada bolsa en su cabeza, y la agarró antes de que tocara el suelo.
 



¿Ropa?
 
 
No dejó de correr mientras miraba para atrás de vez en cuando, tratando de oír de lo que el mago le gritaba. Más allá del enrejado que separaba la calle y un terreno que parecía pertenecer a las instalaciones de una fábrica, creyó ver algo entre los callejones; lo ignoró, pensando en que podría ser algún empleado de por ahí finalizando la jornada.


Siguieron corriendo un par de cuadras más, doblando, tomando bifurcaciones, hasta que Fabio no aguantó más. Se detuvo y apoyó todo su peso en un tacho de basura que tenía al lado.

[Fallo por mi parte no decir todo el continente de la bolsa ^^"]

[Dentro de la bolsa hay:]
- Camisa Emlio Tucci color blanco
-Pantalon Beige de seda.
-Un par de zapatos italianos de color negro.
-Una llave anclada en un llavero con el logotipo FORD en relieve.
]

Dió un último vistazo de aquellos dos sujetos… uhmmmm como que no le daba buena espina; que tal si…

"Tu tiempo sigue corriendo..."

Siguió caminando ante la advertencia, miró al cielo para calcular que tan tarde era, mmmphhh no le quedaba mucho tiempo, a lo mucho unas 6 horas y con 2 días de retraso no podía darse el lujo de claudicar, esta era su última oportunidad.

¿Por qué no lo hice desde que llegué?, ¿por qué no pregunté…? nghnnn…  y qué se supone que iba a decir??? "oye, disculpa, de casualidad no sabrás el domicilio de la bruja de Hell? verás… debo firmar un contrato en que entregaré mi---

Un tirón lo sacó de su lucha interna, provocando que trastabillase en las primeras zancadas, hizo lo posible por coordinar su ritmo con el de su 'captor' o de lo contrario quedaría embarrado en el suelo; su cerebro tardó unos cuantos segundos en registrar: la mano que tiraba de él, esa bata y ni idea de una palabra que vociferaba el rubio; italiano, genial.. de los tres que dominaba 'ese', lo miró atónito mientras se quedaba sin aire tratando de rememorar la única frase que sabía y dudaba fuese correcta del todo.

-non parlo italiano!!!- exclamó con un acento cargadísimo seguramente.

Aquél hombre le había lanzado una advertencia/amenaza con una bolsa, el pelinegro enfrascó su mirada en Fabio, el muchacho estaba bajo una especie de frenesí, ni con tremendo golpe se detuvo..!

***

-¿Q-qué--- qué demonios fue eso???- exclamó hiperventilando y dejándose caer al pavimento recargando su espalda contra la pared.

-Scuce!! – Sentía ásperos los canales respiratorios mientras ingresaba aire a sus pulmones- Perdóname, por arrastrarte hasta aquí, pero no sabía si dejarte con él. Es que ese tipo… ¡en algo turbio está metido, sin duda! Hace unos días dejó una camioneta hecha un queso enfrente del local en donde trabajo…
 
Cuando se hubo tranquilizado, se acercó al muchacho.
 



-…Aunque cuando logre llegar a Hell, quizás no siga teniéndolo, haha – lo miró a los ojos en busca de alguna señal de hostilidad, más tenía el presentimiento de que estaba tratando con una persona de buen carácter al parecer. Señaló el saco negro sobre sus hombros-. Gracias por esto, tío, de verdad que me estaba helando ¿Te la puedo devolver luego? Digo, cuando esté en condiciones más… – separa un poco los brazos y mira hacia abajo, levantando el empeine de un pie-…tú sabes.
 
Aquel atardecer rojo que teñía todo lo que iluminaba ya se estaba extinguiendo, dando paso a un azul frío que ya se iba divisando del otro lado del firmamento. En la calle no había nadie, a excepción de un grupete de adolescentes que pasaron riendo y desaparecieron de la vista de ambos al doblar la esquina.
 
-Ahhh, qué idiota que soy ¡Realmente me arrepiento de no haber vuelto al hospital para recuperar mi ropa!
 
Observa la bolsa que había dejado tirada a un lado del bote de desperdicios, pero no estaba seguro si debía confiar totalmente en obsequios de última hora y más si venían de aquel extraño de traje.
Nota una pequeña molestia en la planta del pie izquierdo. Se sostiene a la pared para no perder el equilibrio y alza su pie para ver más de cerca…
 
-Uh, tengo un trozo de vidrio clavado aquí –Intento tirar del pequeño fragmento…- Ouch, ay! Ay…ah…tontos que dejan tiradas las botellas de cerveza por ahí!!
 
Lo piensa mejor: quizás si le convendría al menos ponerse los zapatos que venían en la bolsa. Y tal vez no le vendrían mal los pantalones…. y ya que estamos….pues ¿la camisa?
 
Reprochando su falta de convicción, toma la bolsa del suelo y revisa mejor su contenido. Era todo de una calidad muy buena, nunca había usado ropa de ese estilo… ¿Qué era lo que tramaba realmente ese tipo?
En fin, necesitaba encontrar un lugar en donde cambiarse, urgentemente.

-¿Eres de aquí? ¿Tienes idea de cómo volver a Hell?

Escuchó un ruido estruendoso que casi lo mata del susto: detrás de él se veía como una tapa de bote de basura iba rodando hasta dejar de moverse definitivamente…

 

¿Habrá sido un gato o algo?

Flexionó las piernas para recargar sus codos a las rodillas mientras escuchaba con atención al rubio y su versión de los hechos, frunció el ceño porque cierta parte lo descolocó--- osea que aquél tipo… 'ahhh merde…' no dijo nada, se reservaría sus comentarios para después; apoyó su quijada en sus palmas como si se tratase de un chiquillo mientras observaba al mayor en su debraye con cierta curiosidad, 'espera---- Hell???'

-Hell?- se mordió el labio para después formar una media sonrisa en cuanto le agradeció por el préstamo de la gabardina -Descuida, no iba a dejar que murieras de hipotermia o algo así… puedes quedártela-

Comenzaba a oscurecer, su semblante cambió en segundos al mirar al cielo, era como si su alma se desprendiese de su cuerpo hasta ser absorbida por la tierra al caer en la cuenta de que...

"Se acaba tu tiempo"

Pasó sus esqueléticas manos por las negras hebras de su cabello de manera ansiosa, su corazón se transfiguraba en una piedra impidiéndole respirar, así es, su mundo se resquebrajaba a pedazos.

Volver a pie les llevaría horas…! y aún no tenía ni la más remota idea de qué debía hacer, exasperado presionó sus orbes con sus palmas, llorar no resuelve nada después de todo… es inútil… no podía permitir que lo consumiera un ataque nervioso… no.no.no.no.n-no…

Abatido, observó a Fabio, el como se quejaba por el cristal clavado en su pie, la ropa que olvidó, la bolsa… 'piensa Bastian, piensa…!' él era de Hell y en vista de las circunstancias su única opción, le miró de reojo y sus neuronas hicieron 'click', bendita sinapsis…

-Hey…! -se endereza en un parpadeo haciendo caso omiso del ruido y da un par de pasos para encarar al muchacho -te garantizo que llegarás sano y salvo a Hell a cambio de tu ayuda- poner sus pensamientos en palabras resultaba de lo más complicado con la ansiedad corriendo a mil por hora en su torrente sanguíneo- por favor--sólo… con información me basta, podemos llegar,  tengo--- tengo--- como 5 euros y en este pueblo debe haber una base de taxis, robamos una bici--- qué se yo… mmphhh- presiona su puente nasal, aquello sonaba de lo más estúpido, pero no le quedaba de otra -¿aceptarías una propuesta que no tiene ni pies ni cabeza, Fabio? ehmmm---podrás--- caminar así…?- hizo una mueca al ver el pie afectado.

[la llave pertenece al una camioneta estacionada a tres calles al norte. De su actual posición. Ford titan color plateadam]
{me encanta la idea de tener un potencial cliente para firmar un contrato XD}

-¿En bicicleta, ambos? Hehe, no estaría mal...
 
Descartó la idea de preguntarle al chico sobre porqué sabía su nombre, al verlo en un estado incluso más deteriorado que él. Parecía también igual de apurado en llegar a Hell.
 
Toma los zapatos de la bolsa y comienza a ponérselos, teniendo especial cuidado con el izquierdo. Al inclinarlo cae una llave; parecía ser de un coche, y hasta tenía un llavero de Ford.
 


-¡El del traje no estaba mintiendo cuando dijo lo del estacionamiento!-y pensó que era increíble cómo ese hombre derrochaba dinero en desconocidos, pero hasta ahora lo había ayudado bastante-. Dios….ya no sé ni qué pensar, solo voy a dejarme llevar…

 
Cierra los ojos por un momento y luego los abre, decidido.
 


-¡No, está bien! ¡Muy bien! Tenemos coche ahora, vamos hasta el aparcamiento, aunque deben de haber varios en el pueblo, podríamos empezar por el del hospital. Pero…uhm –mira para todos lados, ya no recordaba que había hecho exactamente para llegar hasta allí-… la verdad que no tengo ni idea de dónde estamos, mierda… Vayamos rápido tratando de retroceder; mi memoria no es muy buena, así que... nada, ¿confiamos en la tuya mejor?

-Ehh… espera, traigo algo que podrá ayudarnos, sólo debo--- ahmmm…- sin permiso se acercó a Fabio para registrar un par de bolsillos de la chaqueta prestada, esperaba a que no se sobresaltase, perfecto, sacó el mapa girándolo para darle sentido- estamos… aquí… y---ehh… creo que… -le mostró mientras apuntaba con el dedo y trazaba la ruta que seguirían hacia el hospital- ¿te parece?

Se encaminaron por las callejuelas, un paraje bastante común y corriente, pero desde la perspectiva del francés todo este ambiente era de lo más irreal…

-Sé que no es de mi incumbencia, pero… ¿cómo es que acabaste aquí? en-- un hospital y… ahora con un auto- preguntó mientras se quitaba algo de cabello del rostro para mirar al muchacho.

"Ah, genial! Vamos rápido... -mira hacia el cielo-...antes de que se haga muy de noche

Fueron al trote, Fabio quedaba un poco relegado siempre por lo de su pie, que por suerte no era nada grave.

Aún tenía la bata puesta y la bolsa en su mano, pero a penas llegara al vehículo se cambiaría. El sol estaba cada vez más escondido entre los edificios, y las calles cada vez más vacías. Derry padecía de una especie de toque de queda tácito, el cual ambos muchachos estaban violando al quedarse fuera de algún establecimiento ya pasada la puesta del sol.

Con la respiración entrecortada, logró contestar la pregunta de su acompañante:

- No tengo idea de qué pasó, fue todo muy raro... Estaba yendo a trabajar como de costumbre, y de la nada veo una camioneta totalmente violentada en la puerta del negocio. Y a un lado estaba el hombre de traje del que escapamos.... quería mentirme para deshacerse de la camioneta y que me ofreció limpiar todo en unos pocos segundos a cambio de no avisar a la policía...





-La cortina metálica estaba abollada y el tipo pasó la mano y como si nada se arregló! FRENTE A MIS PROPIOS OJOS! Fue una locura.... y lo último que recuerdo estando en Hell, porque luego desperté en este hospital a kilómetros del pueblo. No tengo ni la más pálida idea de cómo llegué allí, y el auto....-deja escapar un largo suspiro, y lo mira-... parece ser que me lo presta aquel tipo, no lo sé... no entiendo nada

LLegan al estacionamiento del hospital y empiezan a buscar el coche. Toma la llave en su mano y la alza hacia el techo, apretando uno de los botones.
Enseguida, las luces de un auto aparcado en fondo del lugar se encienden y se escucha un corto pitido. Se acercan y entran en él.

-Bueno, veamos....Ah! Nunca te pregunté cómo te llamabas -enciende el motor y apoya ambas manos en el volante-. Bien, eh...si

Los segundos pasaban y Fabio seguía sin mover un dedo desde entonces. Las vibraciones del auto solo acrecentaban aquel silencio que había en el ambiente.

-N-no ....


....

....




-....no recuerdo como se conducía esto...

Apretó los labios, frunció el ceño y asentía levemente de vez en cuando ante la peculiar historia del joven. Vaya que tenía una maldita herradura pegada a su derrière, si el del traje hubiese sido 'otro', seguramente Fabio no estaría ahí para contarlo, lo habrían eliminado al primer intento, no por que fuera un peligro sino todo lo contrario, por pura diversión tal vez… mmmmphhh… luego hay gente bien enferma…

Suspiró de manera pesada y agregó:

-Bueno, menos mal que al parecer--- ya tienes buenos contactos- se mordía el labio de manera ansiosa al dar una ojeada por el estacionamiento y una vez que encontraron el vehículo pues--- no le inspiraba confianza… pero en vista de las circunstancias, qué diablos.

-Ah cierto, lo siento…- con todo el embrollo le restó importancia a presentarse como mandaban los canones -me llamo Bastian, es un placer Fabio- dicho esto, el broche del cinturón de seguridad hizo 'click' y fijó su mirada en el parabrisas… uhmmm… qué…

¿Por qué tardaba tanto…???

Su confundida y curiosa mirada se topó lentamente con la figura del conductor, le estaba alterando los nervios.

-N-no…no recuerdo como se conducía esto…-

Casi le da un ataque al miocardio, se desabrochó el cinturón en un parpadeo, salió de la furgoneta a zancadas y abrió la puerta del chofer no sin antes dar un vistazo al estacionamiento que ahora lucía de lo más hórrido entre las sombras.

-Disculpa, pero yo quiero conducir!- espetó con la ansiedad marcada en su voz, lo empujó hacia el lado del copiloto y cerró de un portazo tras entrar.

Se le nublaba la vista, dirigió una mano temblorosa hacia la llave para girarla y que el auto arrancase, estaba en neutro, metió el embrague y… mierda… se apagó… lo soltó demasiado rápido…

-M-merde… Suis-je un idiot, un naïf ou les dux???- como era su costumbre, cada vez que estaba en este tipo de situaciones: maldice, ríe de nervios y habla tonteras de manera ininteligible en franchute.

-Yo que tú ajustaba mi cinturón y me aferraba de lo que pudiese con uñas y dientes…-

Su segundo intento fue igual de torpe, empero milagrosamente salieron del aparcamiento en una sola pieza.

-¿Estás bien?, lo siento, es sólo que--- ya no hay tiempo- Iba a una velocidad considerablemente peligrosa, aferrado al volante como poseído, golpeando el claxon al vislumbrar a un niño que-- ah mierda--- parecía producto de radiaciones nucleares en Chernobyl.

-P-podrías buscar un atajo…? no pienso pasar por Bangor…- le extendió el mapa sin apartar su atención de tan escabrosa ruta -y de paso, si no es mucha molestia--- ahmmm p-podrías ponerme el cinturón?-

-Eh, uh claro, ya me lev..- ni terminó a decir la oración completa, dado que Bastian lo había empujado al asiento del acompañante sin preguntar siquiera. Trató de acomodar rápidamente sus piernas, tirado hacia un lado, el resto del torso a mitad de camino.
 
Vaya, parecía del tipo tranquilo..- pensó, sorprendido, sintiendo los tumbos de la camioneta ante los intentos más brutos del muchacho para salir del estacionamiento.

-No, no, por favor. Estaba estorbando, entiendo – dijo, con una sonrisa incómoda-. Es que te vi tan joven que pensé que no sabías manejar… yo solo sé conducir motos pequeñas, por eso… - se sobresaltó ante el sonido de la bocina, y prefirió parar de hablar de idioteces, por lo que calló, enmudecido.
 
Tomó el mapa en sus manos, y lo apartó ante el pedido de Bastian. Se estiró lo más que pudo hacia la ventana del conductor sin tapar su campo de visión, y respetando lo mejor que pudo el espacio personal del chico; desde tan cerca, podía ver el perfil inquieto, ansioso y tembloroso de Bastian al detalle, he incómodo, bajó la mirada. Tirando del cinto a uno de los costados del asiento, lo ajustó y logró abrocharlo tras varios intentos.
 
Listo…  ahora, el mapa.

Le echó un vistazo al papel plegable que le acababan de entregar: si tomaban la ruta al sur de Derry, podrían evitar Bangor. No podía leer las calles más pequeñas del pueblo, sin embargo… prendió la luz del techo y alejó el mapa lo más qué pudo para poder ver bien, forzando sus ojos al máximo, prácticamente cerrados. Vuelve a ver hacia delante para confirmar en dónde estaban…
 
- Si… Okkei. Al final de esta calle tendríamos que ver una estatua, y atravesaríamos Center St. No dobles aquí que es contramano, hay una bifurcación más adelante…. Si no me equivoco esa es la biblioteca – ojea el mapa y rápidamente grita:- A la izquierda… NO, a la derecha!! Bien, ahora dobla por el bar ese y sigue por Jackson St…
 
Y así terminaron por salir del pueblo; Bastian tomó el camino por Main St que desembocaba en la Ruta 2 y comenzó a acelerar cada vez más. Por fuera, solo se veía lo que los faros de la camioneta alcanzaban a iluminar.
 
Entonces, Fabio ya se encontraba un poco más relajado, y tomaría un tiempo llegar hasta Hell, por lo que decidió que sería un buen momento para deshacerse de su (revelador) atuendo. Se quitó los zapatos y revisó nuevamente su pie astillado.
 
-Oye, Bastian, me voy a cambiar de ropa –se quitó el cinto de seguridad, e inmediatamente comenzó a titilar una lucecita en el tablero- .Ten cuidado adelante, vale? Avísame si estamos por pasar un puesto de policía… -dijo, desatando con dificultad el nudo de la bata que se encontraba en su nuca-… lo último que nos faltaría sería que nos paren sin registro y con un auto el cual no sabemos si es robado haha.
 
Se reía al decir aquello, pero en verdad tenía miedo de acabar en una situación de ese estilo, con lo comprometidos que andaban ambos… cada uno con sus propios problemas y urgencias.
Deslizó la prenda celeste hasta poder quitar uno, dos brazos, y la colocó sobre sus piernas.
 
Al menos pude conservar la ropa interior, huff…
 
No quería imaginarse lo que hubiera sido de su autoestima si tuviera que haber recorrido toda la ciudad con el culo al aire. Acomodándose en el asiento, se asoma hacia atrás para agarrar la bolsa de ropa.
 


- No veo nada… voy a prender la luz otra vez, si? –alza su mano hacia el techo una segunda vez para encender el foco…

....

...click....



.....

.....


...click....