Ya de por sí le costaba trabajo dormir por las noches desde que escapó de su casa, pero desde que hizo aquel descubrimiento con suerte podía dormir entre dos y tres horas. Sus ojos se notaban rojizos por la falta de sueño, y las oscuras ojeras resaltaban en su pálida piel, definitivamente tenía un aspecto terrible y ella jamás se había visto así. "¿Esto es normal? ¿O acaso estaré muriendo?" no podía evitar pensar ese tipo de cosas, y cuando consideraba la opción de ir a un médico... ¿debería ir a ver a un doctor o a un psicólogo? cada vez estaba más segura de que lisa y llanamente estaba enloqueciendo.
Pero no, eso estaba allí. Lo veía, lo sentía -cuando se atrevía a tocarlo, claro.
Recostada en el sofá, con las cortinas del living abiertas (eso la ayudaba a sentirse algo mejor si se quedaba dormida de día), dejó escapar un suspiro y cerró los ojos por un momento, aprovechando que la paranoia estaba tan adormilada como ella en ese momento para poder pensar. Necesitaba investigar si es que aquello era algo posible, quizás ni siquiera era metal y ella sólo tenía una mala percepción de las cosas. Eso era, iría a la biblioteca y sacaría todos los libros posibles respecto al tema, leería hasta que el sitio cerrara si era necesario. Pedirle ayuda a alguien no era viable, dudaba que le creyeran algo como eso y, además, no tenía "amigos" ni nada por el estilo, apenas había conversado con algunos vecinos desde que llegó al pueblo, realmente era mala socializando.
—Tengo que encontrar una respuesta —susurró para sí misma, tenía que encontrarla pronto, en verdad no podría seguir soportando dormir tan poco tiempo y vivir con esos horribles nervios que la devoraban por dentro.