Malas intuiciones. El brillo de Nergal

Los minutos pasaron demasiado lentos, pero finalmente logré encontrar lo que estaba buscando. Detuve el motor del coche, quedándome en silencio, pero aquello no me fue posible ya que no dejaba de percibir un molesto zumbido. Bajé del coche y lo que noté en ese instante no me gustó en absoluto. Miré la pantalla del móvil, o al menos lo intenté porque este se había quedado con la pantalla completamente negra. Muerto.

-Pero qué...-. Maldije mientras pulsaba los botones y la pantalla tratando de resucitarlo de nuevo. -Esto se pone más interesante-. Abandoné mis acciones inútiles devolviéndole al bolsillo del pantalón. -Bueno, al grano-. Me dije a mi mismo para mentalizarme. También afiné mis sentidos, solo por si acaso. Aquel gesto de complicidad no implicaba nada bueno. 

No pude quitarme una asociación mientras me aproximaba con paso lento pero firme a aquella estructura.

-La conversación fue un completo dejavu de una novela de Lewis Caroll que has leído. Admite aquella similitud entre ese par de sombras y los personajes del libro...-. Decía para mi mismo con cierto tono de sarcasmo. -La mirada de aquella chica era igual que la del Sombrerero loco, pero la sonrisa de aquella sombra pendulante del árbol era tan enigmática como la de Chesh...-. Sentí un inmenso retortijón. -¡Cheshire!, era Cheshire... y estaba con ella...-. Grité de forma inconsciente... Y estaba en su elemento. El bosque. De pronto sentí la necesidad de echarme a reír, y lo hice en sonoras carcajadas que reverberaron por todo el bosque. -Aquello no podía acabar bien...-. Sonreí. -Esta muy dentro de su naturaleza felina-.

Rodeé la estructura con rapidez mirando con atención algún indicio de la insignia de Nergal pero nada a simple vista, lo que me hizo pasar a un nivel algo más minucioso. Cerré los ojos variando la sensibilidad de mi visión. Cuando los abrí la percepción del mundo había cambiado. Volví a mirar.

-Premio-. Susurré para mí. -Estamos perdidos-. Junto a la puerta, grabado con la tinta empleada para la letra pequeña de los contratos, el emblema de la policía infernal. Lo que suscitó varias cuestiones, entre ellas el posible interés en un pueblo tan perdido como Hell.

Aquel pensamiento se cortó de inmediato cuando sentí un ruido a lo lejos. Chasquidos de ramas. Me lancé de una carrera hacia el coche cerrando la puerta y los seguros. Rezando para que no fuese el vicioso Hagewashi con intenciones de fornicar también con el patrol.

Aquel chirrido me desgarró el cuerpo entero. Lo odiaba con todas mis fuerzas. Sentí como la ira me iba dominando pero hice un esfuerzo sobre humano para canalizarla, aunque en vano. Porque poco después sobre el capó apareció el sombrerero. Tan desafiante, tan arrogante.

-Odio que destrocen mi propiedad-. Susurré con una voz grabe y penetrante que restalló en las mentes de mis dos interlocutores. -Cheshire... te recuerdo que hay gente importante que puso precio a tu cabeza-. Solté una vahada sobre el cristal y dibujé el símbolo de Nergal. Aunque no hiciese efecto alguno, después deslicé la mirada llameante hacia Lilium. -Tienes razón, te he mentido... pero ya he descubierto cuanto necesitaba-. Seguía hablando sin una voz física. Arranqué el patrol. -Y estamos de acuerdo en que no queremos problemas, ¿verdad?-. Detuve el vehiculo con suavidad y dirigí la mano lentamente hacia la luna del coche atravesándola sin causar daño. Agarrando a Lilium por el cuello la pegué contra el cristal mientras la instalaba una semilla de terror en lo más profundo de su mente. -Pero Lilium, ¿qué he hecho para que me odies de esa manera?-. Dije juguetón pero sin perder de vista a su guardaespaldas que no dudaría en lanzarse sobre mí.-Cheshire, cuando quieras-. Mi rostro quedo deformado por una mueca tan sádica como traviesa.

-A mi no me ablandas con esas moñerias-. La apreté mas contra la luna. -Pero cheshi, que intentas ricura-. Percibí el agujero que estaba abriendo en el suelo del coche. Lancé mi brazo hacia su cuello cogiéndole de forma que bloquease el movimiento de sus mandivulas y lo introduje por la avertura que había abierto. -Ahora escuchazme con atención-. susurré casi para mi. -Solo lo dire una vez. Esto es cosa de nergal-. Mire a chesi. -Tu le conoces, y sabes que va en serio-. Volvi la mirada a lilium. -Para ti, humana, Nergal seria como aqui el jefe del FBI o la CIA. Ignoro el por que, el para qué o el para cuando. Solo sé que si no lo detenemos, será el fin para TODOS-. Hice incapie en esa ultima palabra. -Y dicho esto, esta transacción verbal a concluido. Asique ahora fuera-. Arroje a chesi por el agujero que había abierto a dentelladas y poco después a lilium. Reparé la oquedad del piso con un gesto rápido y me perdí en el bosque dando varios vanzados por el exceso de velocidad.

Conducía a lo largo del bosque. Aquel descubrimiento en principio podría ser algo como si no. Pero si realmente Nergal estaba metido... sea lo que fuere... seguramente tendría muchas mas consecuencias que la ultima vez que lo hizo, y no podía sacármelo de la cabeza.

-Aquella pandemia en el siglo XIV que logró arrasar a más de un tercio de la población del continente europeo. Sacado por mero aburrimiento del señor y con un vulgar juego de química-. Hablaba conmigo mismo mientras veía pasar las ramas muy próximas a las ventanillas. -No quiero pensar si ahora no es aburrimiento y de verdad planea algo gordo-. Aquello me hizo estremecer y conmigo también el todoterreno que rozó la parte trasera con un troncos, produciendo que este perdiera parte del control pero logre encarrilarme de nuevo. -Podia leer lo que estaba pensando aquella arrogante. ¿Miedo?... no, más bien respeto, Nergal era el John Edgar Hoover del infierno, y aquel que no le respetase era porque buscaba su muerte... era un ser completamente imprevisible y de reacciones  desproporcionadamente tajantes. Aunque qué podemos esperar de una humana-. Solté una pequeña risa. -Hay que reconocer que la sobreactuación me había salido a la perfección. No me lo había pasado tan bien desde había años. Quizás un pelín más de melodrama hubiese sido mejor-. Reí para mí. 

Reduje la velocidad antes de entrar en la carretera y conducir hasta el pueblo. Pero debería asegurarme... porque tal vez aquella marca no fuese más que un farol... Quién sabe si no fueron ellos quienes lo pintaron con la simple razón de sacarme alguna información o algo peor.

-Nah, bueno... da igual-. solté un sonoro bostezo. -Eso lo hará más divertido-. Detuve el coche y tras quitar el contacto me adentré en mis dominios.