- Aquí estamos!- dijo Feliciana bajando de sus hombros a valentina.
Se quito la mascara de caballo y se la dio a s hermana, que la guardo en su mochila.
Miró con asombro las rejas que daban al jardín de la impresionante mansión que tenia delante, Valentina ya estaba cavando un agujero en la tierra bajo las rejas.
-¡Feli, rápido ayuda a cavar!- dijo mientras sacudía la tierra con sus manos salvajemente.
La mayor se agachó y ayudó a cavar hasta que el agujero fue lo suficientemente grande como para que pasen las dos. Seguían su paso a un lado de la verja, ya que así pretendían encontrar el ingreso a la mansión siguiendo algún camino que empezara desde las puertas de la reja. Y cuando por fin dieron con ella…
-Ah, ya estaba abierta… - Feliciana bajó la cabeza un poco para ver a su hermana con ojos cansados, las manos en las caderas y el pie golpeando el suelo.
Su hermana también se había dado cuenta, y miraba sus manos manchadas con tierra, con expresión de inocencia.
-Oops… -escondía las palmas detrás de su espalda, limpiándose con el vestido.
Caminaron por un jardín que debió de haber sido impresionante en algún momento, pero ahora solamente era un vertedero de malas hierbas.
Se acercaron a la puerta de entrada y para su sorpresa, esta estaba abierta también, casi como una invitación a entrar. En la tierra húmeda, seguramente por el rocío o alguna lluvia ligera, huellas de pisadas se dirigían al interior de la casona…
entonces escucho unos ruidos raros. Cojiendo la linterna de valentina se aproximo a la fuente del sonido.