La Elegida [NAMELESS]

Pensó que ir a la biblioteca era su mejor opción, camino dirigiéndose a ese lugar, pensando en que si no lo encontraba tendría que entrar aquella tienda, si quería que todo lo que ÉL le había prometido se cumpliera, apresuro el paso, cuando ya se encontraba a unos cuantos metros de distancia le dio uno de sus ataque repentinos de sueño que tanto odiaba, comenzó a soñar que tantas cosas haría y como seria EL, que pasaría si no encontraba aquel libro, después de unas horas despertó y se levanto algo aturdida por que recién se levantaba, parecía que había dormido días o al menos eso es lo que ella pensaba, siguió su camino, esta vez la presencia de EL se sentía mas fuerte de lo normal, sabia que tenia que encontrar ese libro rápido o perdería esa valiosa oportunidad, no quería volver a sentirse sola e ignorada, le encantaba ese sentimiento que tenia desde que el la había llamado, entro a la biblioteca y comenzó a buscar en los estantes, arrojaba los libros uno tras otro, trataba de no perder la esperanza de encontrarlo en ese lugar, después de unas horas comenzaba a sentirse algo decepcionada de no encontrarlo, comenzó a revisar en el ultimo estante, para su infortunio no se encontraba en el, salio de la biblioteca y vio que la única opción era entrar en aquella tienda, camino asía ese lugar armándose de valor, se detuvo enfrente de ella, sintió como si algo helado hubiera recorrido su espalda, tomo la perilla de la puerta y cuando se disponía a girarla callo dormida de nuevo.
Al despertarse se percato que se encontraba dentro de la tienda, lo que la puso algo nerviosa y provoco que se levantara de golpe, se encontraba tras el mostrador y no había señal alguna del encargado de aquel lugar, se puso su chamarra y comenzó a mirar el lugar, noto que tenían cosas muy curiosas al igual que unas algo tenebrosas, miro un estante de libros que estaba en ese lugar, pensó en la posibilidad de que el libro se encontraba en ese lugar, mas que una posibilidad podía sentir como si este le gritara, pero no estaba segura si se encontraba en el estante o si era seguro revisar sin que el encargado estuviese hay.

Te quedaste, a pesar de tus impulsos, quieta y sin tocar nada por unos sólidos diez minutos, llamando al timbre o gritando por el encargado.
Pero nada, no había nadie allí
¿Se habrá ido a comprar cigarrillos o la cena? ¿Por qué el dueño dejaría abierta la tienda mientras no había nadie para cuidarla?
Ahora que lo notas, el suelo está cubierto de mugre y hojas que pertenecen a los árboles de la calle. Se cuelan por el hueco que se encuentra entre la puerta y el suelo y, a juzgar por la cantidad de polvo acumulado en los estantes y escritorio...
... aquí no a venido nadie desde hace un par de días largos. 

Eso, o el dueño es un puerco descuidado.

Te estás impacientando con toda esta busqueda, y no parece haber un lugar más indicado que este. Tomas una decisión:

-Te vas con las manos vacías a probar suerte en otro lugar.
- Hurgas sin permiso