{siento la parrafada peeero... llevaba mucho tiempo sin escribir y tenia mucho que soltar. Espero que os guste, estimados lectores.}
Tiempo de Consciencia [ TC ]: 0 HORAS, 5 MINUTOS:
Oscuridad.
Silencio.
Una intranquila calma.
Solo una extraña sensación. Nunca había experimentado nada semejante.
Estaba completamente entumido y desorientado, prácticamente era incapaz de mover cualquiera de mis extremidades. No sentía los dedos de las manos o los pies y en el fondo no me parecía extraño, no después de aquel suceso tan… como podríamos denominarlo… ¿extraño tal vez? ¿Anómalo? Aunque claro tratándose de Hell… vete a saber.
Aquel estadio parecía no menguar, creía llevar consciente el tiempo suficiente como para que aquella sensación de desorientación hubiese pasado, pero no. Ahí seguía, en una habitación oscura y demasiado tranquila, completamente inmóvil. Y aunque estaba calmado, por alguna razón, no podía dejar de lado una sensación de alarma. Traté de pedir ayuda pero aquel silencio continuaba intacto. Tal vez mi voz seguía ajada… pero tampoco cuadraba porque no sentía ningún picor o una sensación rasposa. Simplemente no se había trasmitido. Y eso la verdad se me asustó un poco, pero bueno tampoco estaba todavía demasiado lucido como para atar cavos. Aquello era demasiado extraño, y todavía no tenía explicación alguna pero no tardaría en dar con ella, y aunque así fuese… no creo que pudiese ir a ningún lado.
Todavía tenía demasiados espacios blancos en aquel contrato como para ejecutar un veredicto, bueno, a decir verdad tenía tantos que estaba ante un papel completamente blanco. Virgen. Me quedé contemplando la oscuridad densa y profunda mientras iba buscando los datos relevantes. Gracias a Satán mi mente seguía operando a un ritmo normal a pesar de la inoperatividad física.
Tc: 10 HORAS, 38 MINUTOS:
Nada. Era incapaz de sacar absolutamente nada en claro de todo aquello, aquel papel mental seguía tanto o más blanco que cuando empecé con él. Bueno, esbocé una risita nerviosa que tampoco se escuchó, tenía algunos detalles pequeños como que aquel paisaje seguía invariante. Igual de negro que cuando desperté. Al igual que el silencio, pesado e inquebrantable. Y para ser sinceros, ya que las mentiras no tienen sentido aquí, toda aquella invariabilidad estaba empezando a ponerme nervioso. Eso por no mencionar que mi cuerpo seguía completamente disfuncional, como si… Corté el pensamiento de inmediato. No quería continuar. Me daba… ¿Miedo? No, no era miedo. No era miedo, sin dudar… era… Apuro. No quería decirlo temeroso de que realmente mi intuición volviese a estar en lo cierto porque entonces… sería como admitir que realmente estaba en un serio problema.
Di la orden de gritar, y hacerlo con todas mis fuerzas con el objeto de quebrar aquella separación invisible que evitaba que me escuchase. Silencio de nuevo. Y al igual que en los otros intentos… la orden ni siquiera llegó al otro lado de mi pensamiento. Malo. Malo. Malo. Malo. No dejaba de repetirme en un tono mentalmente histérico, mientras seguía mirando aquel papel mental en el que brillaban algunas cosas que había ido recabando, y para nada pintaba bien. La angustia ya empezaba a ser palpable.
TC: 19 HORAS, 03 MINUTOS:
Aquella sensación de intranquilidad y miedo me había tomado por completo. Mi mente zumbaba igual que un ordenador con un exceso de procesos en planos secundarios. Navegaba entre ideas, todas tan posibles como terribles, y ninguna de ellas pintaba bien para un servidor, y realmente empezaba a pensar que aquello no tendría ni siquiera un final.
Traté de respirar hondo, al parecer eso todavía podía hacerlo, irónicamente. Según aquel papelito inicial, que con el tiempo había pasado a ser un montón de papelitos, las disfunciones correspondían a la parte corpórea y por suerte o desgracia aquello había frenado completamente mi línea de pensamiento. Aquel hilo del que tiraba había llegado a su fin, y del cual pendía para mayor diversión.
Busque entre mis anotaciones hasta dar con el listado de presuntos culpables que habia sacado poco a poco. Mi situación escapaba a la tecnología de los humanos, los cuales ignoraban nuestra existencia, al igual que la de los entes mitológicos que también quedaron tachados de mi lista. Y no es que los humanos desconociesen nuestra existencia porque somos muchos y hay mucha información al respecto sino que simplemente nos ignoran, les resulta más fácil. Otro de los tachones estaba sobre el nombre de los seres infernales, y no precisamente por falta de medios. En una ocasión hablando con una vieja Lugzan me enteré de un método de tortura que consistía en eso, la separación del alma del cuerpo lo que conllevaba la putrefacción casi inmediata del cuerpo… Supongo que ese era el origen de los famosos y cómicos zombies, pero estaba descartado por ser solo para humanos… y admitámoslo… de humano tengo más bien poco.
Estaba colapsado y sin ideas para dar con una explicación medianamente razonable.
TC: 24 HORAS, 01 MINUTOS:
Ese nombre. Ese nombre que no dejaba de rondar por los alrededores. Lo había hecho brillar junto a mí, al igual que el papel no era más que un producto interior de mi mente, un objeto mental pero que me servía a la hora de organizar ideas y conceptos. Y ciertamente en ese momento lo necesitaba. Aun un poco borroso logré rescatar el nombre. Altair 4. Llevaba horas contemplándolo sin saber de dónde había salido. Y aquel estado de nervios que ya me poseía no era para nada bueno para la tarea que estaba llevando acabo. Aquella incertidumbre. No tardaría mucho en perder el juicio. Aquel silencio. Aquella oscuridad. La ausencia de cualquier estímulo físico.
Altair 4. Altair 4. Qué demonios era. Que significaba. De dónde había salido. Nunca lo había escuchado, y porqué ahora… o mejor pensado… desde cuándo. Me quedé en silencio. El tiempo parecía no tener sentido alguno, a saber cuánto llevaba en aquel lugar. ¿Alguien se percataría de mí ausencia? Claro que sí, estaba… Ebedi, pero aquello se echó por tierra al recordar que apenas salía de su laboratorio cuando trabajaba. Sentí un estremecimiento mental y no tardé el recobrar el cargador de preguntas al que no había dejado de darle vueltas. Aquel nombre estaba claro que debía pertenecer a algún lugar, y con alta probabilidad era donde me encontraba, y honestamente no se asemejaba a ninguna comarca del infierno y mucho menos terrestre. Asique solo quedaba una localización, aunque pareciese un disparate no tenía nada mejor a lo que aferrarme. Al parecer estaba flotando perdido por la galaxia.
Aquella idea me inyectó, si eso era posible, una nueva dosis de terror, desenfreno he histeria, y aquel estadio fue a más al descubrir a los artífices de aquella maniobra. Los Tommyknockers.
Pero… ¿con qué fin?
TC: 27 HORAS, 45 MINUTOS:
La impotencia. El Miedo. La incertidumbre.
Aquellas emociones me habían destrozado por completo, y lo peor es que continuaban, explotando todas las vulnerabilidades descubiertas. En aquellos instantes era como un niño extraviado en central park por la noche. Aunque algo me decía que no estaba precisamente en un parque, sino en alguna clase de vertedero galáctico. Aunque en ese punto ya me daba completamente igual, el dónde. Pero no dejaba de pensar en una venganza por haber curioseado, como un escarmiento ante una infraccion… claro que… aquello era reciproco.
TC: 69 HORAS, 58 MINUTOS:
Estaba completamente resignado a mi destino. Vagar para toda la eternidad, condenado no solo a la eternidad sino a vagar por el espacio sin poder sentir absolutamente nada. Atrapado en mis propios pensamientos por el resto de la eternidad.
En aquel momento me preguntaba si volvería a ver otro amanecer. Si podría saborear aquella jugosa ensalada que preparaba aquella joven camarera. O si volvería a pasear junto a aquella chica que conocí al poco de llegar al pueblo.
Aquello me sorprendió. Nunca había pensado de ese modo… y aquella perspectiva se presentaba con una cegadora claridad. Aunque no tardaron en ser eclipsada por la realidad, o aparente realidad, que en aquel momento estaba viviendo.
Guardé de nuevo silencio acallando mis pensamientos y comencé a rezar para que me permitiese regresar al pueblo… El resto me era un tanto indiferente, pero en aquel momento solo deseaba estar con Ebedi, cuyo recuerdo hice aparecer a mi lado. Reí para mí al no habérseme ocurrido antes. ¿Tan ciego estaba?
No… si al final tendría que dar las gracias a esas cosas… fuesen lo que fuesen.