"Hace unos días que llegué a Hell, bonito pueblo, me encanta. Las edificaciones, la arquitectura, las calles, el ambiente, las personas son muy amables. Repito, me encanta, me encanta la imagen que se crea en mi mente de cómo sería este lugar lleno de caos, muerte, violencia, desesperación. Puedo imaginarme a la gente corriendo, gritando, vomitando. Me voy a vengar de la raza humana"
Después de un largo viaje desde su residencia, pasea por el no tan vacío pueblo de Hell. En el camino ha estado observando las edificaciones. Primero abandonados, luego públicos, luego privados. Ese es el orden.
Fueron siete. Dos en el techo, uno en cada columna, en total cuatro columnas, y uno en la pared trasera.
"Primero la historia del ser humano, sus logros, sus acciones, sus construcciones. Luego su salud y sus creencias. Luego su vida misma. Nadie está a salvo. Por su puesto que, no sólo voy a usar explosivos"
Sale del cine y de su bolsillo saca un aparato. Lo observa con cierta alegría, con una sonrisa en la cara, detalla el objeto de color marrón con negro. Una vez que está a varios metros del lugar, activa el gatillo.
La ubicación estratégica de los explosivos hizo que el cine cayera de arriba hacia abajo, hacia la dirección contraria al cementerio. La comisaría queda al lado del cine, así que camina por los callejones de las casas 18 y 19, ya que no había nadie.
"Victoria"
Desaparece.