Había algo mal, estaba seguro, sus sentidos se lo decían. Sabía que no había sido la mejor idea dejar Derry tan apresuradamente, que probablemente las personas para las que trabajara se hubieran enterado de su localización y decidieran hacerlo pagar al pensar que intentaba huir de sus obligaciones; incluso podrían pensar en hacerle daño a... ¿a quién? Si no tenía nadie...
Tenía hambre, moría de hambre, todo era más sencillo cuando ordenaba banquetes en servicio a la habitación y bebía sin parar en el bar. Miró a su alrededor, al menos había adecuado de nuevo su suite para almacenar sus... reliquias. Tenía sus herramientas para defenderse, eso era cierto; pero de nada le servirían si se moría de hambre o, aunque le costara admitirlo, del miedo.
Tenía tiempo aún, al menos unos cuantos minutos antes de quedarse completamente a oscuras. Se puso de pie y caminó hasta el baño, descolgando con cuidado el espejo; pensó en la última vez que se había visto obligado a hacer eso y un escalofrío poco deseado lo recorrió. Abrió la caja fuerte y sacó una pistola .9 mm, algo sencillo pero bastante útil al momento de defenderse, tenía la impresión de que la aparente calma que había sentido a su alrededor quedaría desplazada muy pronto, mejor era estar preparado.
Por supuesto, él tenía otro punto en su contra; estaba a punto de cumplir 24 horas sin probar bocado...